jueves, noviembre 15, 2012

Blanca


No tenía mas de quince o dieciséis años y era verano en Temuco. Eran días largos y agradables y yo me juntaba todo el día con amigos.
Ahora que lo pienso, todavía son los mismos. Pero en aquella época, todo era tan distinto. La vida, solo era bella, por vivirla. No había ningún peso en ella, nadie tuvo una depresión o tenía problemas con el azúcar. Lo más grave, eran las penas de amor.
Como debe ser la vida.
Íbamos de paseo al campo, por ahí cerca. Mucho antes que la plaza del fin del mundo estuviera ahí.
El sonido de las guitarras, nos impulsaban a cantar y a bailar. Sus cervezas y cigarros, siempre acompañado por cartas y sonidos de cámaras fotográficas.
Luego risas.
El viento helado, siempre nos avisaba la hora de irnos y todos nos íbamos a nuestras casas a tomar once, a veces, todos en una misma casa.
Lo bueno, es que casi todos nos conocíamos o éramos amigos de primero básico. Si que, no tenías que conocer a nadie de la familia y con el tiempo, todos nosotros también lo éramos para ellos.
Luego de noche, nos juntábamos los mismos, en alguna casa de nuestras casas.
La marihuana recién comenzó a entrar en nuestras vidas. Todavía era escaza o mas bien, casi inaccesible. También era un tema y un golpe a la moral.
Pero el alcohol, eso no tenía moral y nuestros jóvenes cuerpos se llenaba de alcohol barato, de amores fugaces y apasiónales.
Recuerdo que ese verano, recibí al Danny en mi casa.
Danny también había sido nuestro compañero, pero hace dos años, su familia se fue a vivir a Santiago.
El Danny también era parte del grupo, pero conocía a otra gente. Tenía varios amigos, que con el tiempo se fueron integrando al grupo. Así que el grupo creció.
El día se hacía cada vez mas largo y con él Danny, vagábamos de casa en casa, cual doctor hace visita médica.
El Danny se hizo hartas amigas, que yo jamás, pensé que podría haber tenido una relación, mientras estuvo en el colegio, pero era el siglo XXI y el internet, hacia todo posible. En general, eran las minas del colegio. Ellas, igual eran consiente de ello.  A esa edad, era todo por la vista.
No puedo negar, que en ese tiempo, mi debilidad, fueran estas mujeres, las “cuicas”. No solo me atraían por el hecho, que fueran mujeres muy lindas, si no, es que ellas lo sabían y cuando lo saben, tienen todo controlado. Así es que no me venía mal, interactuar, con ese lado del mundo completamente ajeno.
 Pero ahora que lo pienso, todo concuerdan, en que el factor común, entre el Danny y este mundo, era “clase media alta”. Pero este concepto, solo lo era, un concepto.
El Danny en sí, venía por dos semanas, pero se quedó a Navidad y Año nuevo. Claro que hicimos un carrete en mi casa.
El primero de muchos.
Nos sentíamos grandes, como si estuviéramos en la cima de una montaña.
En eso llega Blanca o “lala”, como se hacía llamar. Blanca, era de otro colegio y conoció al Danny por otros amigos.
Nos caímos bien de primera. Claro que me impresionó al instante. Ella dominaba a la perfección su entorno, pero ella no sabia que era bonita. A mi me daba pena que ella no supiera. En un momento del baile se lo dije, pero ella reaccionó un poco rechazando mi palabras. Yo me sentí avergonzado y la evite durante la noche. Después no supe de ella durante días. Tampoco mencione lo sucedido al Danny, porque todavía me sentía un poco avergonzado.
Un día, Danny entra a mi pieza y me dice que me levante, porque hay que almorzar, yo le pregunto si hay comida de antes y el me responde que no. Que me toca cocinar y que tenía que ser pronto, porque iba a venir almorzar la lala con nosotros.
Yo me levanto con una caña infernal y mi casa está hecha un desorden. Mis sobrinos todavía están en pijamas al frente de la tele. Les ordeno a que se bañen, pero ellos siguen hipnotizados a la tele. Yo le digo al Danny que ordene un poco la casa, mientras yo voy a comprar algo para hacer. El me responde que no hay problema.
Cuando vuelvo a la casa, veo al Danny jugando Mario Kart 64, con mis sobrinos. Les reto, pero el Danny se escusa diciendo que esto es una prueba de honor. Es para ganar el respeto a mis sobrinos. Para que le hagan caso. Ellos al unísono, dicen que si “respeto, al adoptado”.
Mis sobrinos eran un niño y una niña. Vicente de 5 años y catalina de 4. Ellos creían firmemente que al Danny lo habíamos adoptado, y ese era el motivo por el cual, el no se iba de la casa.
Yo me rio y les digo, solo esta carrera, los tres mueven la cabeza como afirmando y me dirijo a la cocina.
Yo ya llevaba un tiempo cocinando, ya que, los veranos dejábamos de depender de las nanas. Si que hice un arroz con pollo al jugo.
Cuando volví a subir, estaba todo ordenado. Luego la catita me acompañó a la cocina a ayudarme a preparar las ensaladas. Luego llamo al Vicente, para que ponga la mesa. Al principio se reusó, pero finalmente lo hizo.
En eso suena el timbre y la cata va abrir, pero rápidamente se pone al lado mio.
- ¿Quién era? –le pregunto.
- No sé. Me dio vergüenza.
En eso voy a la puerta, al abrir, me encuentro con Blanca y me dice “hola. El Danny me invito”
- Si pasa. –Hago que entre al comedor.
- Tu hermana chica? – Me dice.
-No.
Ella interrumpe –¿hija?
- No. – Me rio – Mi sobrino.
En eso la catita se pone detrás de mis piernas, para saber quien era. La Blanca saca un blipstick y se lo hecha en el labio y luego le pregunta a la cata, si ella también quiere echarse. La cata se acerca de a poco a mirar y luego se da vuelta a mirarme, como buscando aprobación. Blanca insiste y le dice que es para los labios. La cata finalmente mueve la cabeza de arriba hacia abajo. Blanca le enseña como usarlo y luego la cata se echa un poco.
El Danny llega donde estamos nosotros, recién bañadito. Luego se quedan conversando en el patio, ya que el Danny la acompaña, mientras ella fuma. 
Yo en ese momento, decido a entrar a la ducha.
El Vicente y la Catalina se van a cambiar de ropa, porque les da vergüenza que los vean en pijamas todavía.
Cuando estoy listo, el Danny ya los tenía a todos sentados y había comenzado a servir. El almuerzo fue bastante agradable. A medida que el tiempo avanzaba, los niños agarraron mas confianza, si que las conversaciones se puso mas entretenidas. El Vicente molestaba a cada rato al Danny, casi como un deporte, al cual le entretenía bastante. En cambio la cata, se llevo muy bien con Blanca. De hecho, la comenzó a tutear ligerito. Luego pasamos al patio para fumarnos un cigarrillo. Los niños jugaban alrededor nuestro.
Como a las 16:00 horas, comenzó hacer mucho calor. Blanca sugirió un paseo a un lugar mas fresco. Los niños engancharon al tiro. El Danny les prometió un helado si es que se portaban bien.
Los cinco partimos a caminar. En eso vamos a un supermercado, los niños salen corriendo y el Danny sale detrás de ellos. Quedando solo con Blanca, vamos donde están los helados y ella se sienta en la barra que hay, para que los carritos no choquen con los congeladores.
- Podría estar aquí – Me dice. – toda la tarde.
Yo la miro, porque no se si me esta diciendo en serio. Al parecer ella se da cuenta y me afirma que es verdad.
- Me gusta aquí – continua – es mucho mejor que ir  a la piscina. Sobre todo, si vai con minas. Se acomplejan por todo.
Yo no sé que decir y me quedo solo escuchando.
- No entiendo, todo eso de la vanidad. La belleza algún día muere y muchas veces lo feo se vuelve bello, solo porque ha pasado tiempo
Me queda mirando, como obligándome a responder.
- La belleza física, para mi  - respondo – no es tan atractiva. Lo que quiero decir, que es frágil. Es lo primero que se derrumba
- Si. Es lo primero. – me responde - … y cuando sucede eso, la mayoría de la gente es poco interesante. No hay nada. Por eso la gente me aburre.
Luego hace una pausa.
- Míralos – continua – están en un súper, comprando cosas que no quieren comprar. Perfectamente podrían estar en otro lugar.
Solo la miro.
- Por lo menos – me vuelve a decir. – nosotros estamos capeando el calor.
- Si. Tienes razón.
En eso llega el Danny con los cabros chicos. Danny viene todo sudado y los niños muertos de la risa. Nos quedamos los cinco sentados, hasta que aparece un guardia y nos dijo que teníamos que ir.
Danny les compró el helado finalmente como había prometido. En eso suena el celular del Danny y cuando termina de hablar por ahí, le cuenta a la Blanca, que era la cony, y le cuenta que los estaba esperando. Ella responde que le da lata, pero que tiene que ir. Yo me excuso de ir por los niños, pero la verdad, la cony, me aburre pronto con sus dramas con el pololo.
Nos despedimos.
Voy a dejar a los niños a la casa. Mi hermana, me reta, porque no sabía donde estábamos , pero se le pasa al rato. Ofrece leche a los niños y ellos aceptan y vuelven a la tele.
El Danny me llama para avisarme que no llegará a tomar once.
De ahí voy  a la casa de un amigo, que vive por ahí cerca. Conversamos hasta la noche. Luego vamos a comprar a una botillería. Donde el viejo que nos vende. Tomamos un vino en sus casa.
El Danny me llama para avisarme que no llegará a tomar once. De ahí, voy a la casa de un amigo, que vive por ahí cerca. Conversamos toda la noche, luego vamos a comprar a una botillería, donde el viejo que nos vende.
Tomamos un vino en su casa.
El Danny me vuelve a llamar para saber donde estoy, me dice que en un rato mas llegará por acá.
Llega junto a la Blanca y aceptan una copa. De ahí nos quedamos conversando, o mas bien, yo escuchando.
- Eres bien callado, para alguien que escucha bien atento. – Me dice Blanca.
- Es que, a veces – respondo – no quiero hacerme notar y la mayoría de las otras no puedo simplemente conectarme con la gente.
- Pero conmigo lo hiciste – me dice.
- … y creo que, no querías que yo te hablará mucho. Hasta ahora.
- Además asertivo
- Hago lo que puedo.
Luego nos fuimos de ahí y caminamos por Temuco de noche. Ella me dio un beso y entró a su casa. Yo seguí rumbo para la mía, con un montón de sensaciones.
Recibo un mensaje de texto , de un número desconocido. Era Blanca, diciéndome que me ve, en el mejor lugar para capear el calor.
Al otro día, estuve ahí.
Como todos los otros días del verano.

lunes, noviembre 12, 2012

Francia

Tengo dos actividades favoritas y descontando el sexo, es despertar y lo primero que me encuentro, es la Francia. Durmiendo, con una tranquilidad envidiable.
Francia se molesta conmigo. Me dice, que me adecue un poco mas a su favor. "No todos, podemos ser pájaro nocturno". Tal ves pájaro por lo libre, pienso.
Sus ojos negros se posan violentamente, sobre los míos. Se queda un rato. Pero luego se ríe y al hacerlo arruga un poco la nariz y todo acaba.
A la Francia, le va muy bien su nombre. 
No había conocido a una mujer que me siguiera el mismo ritmo. 
Francia siempre resulta ser la más simpática. La que prende el carrete y le va imponiendo a su ritmo. Claro que nadie le molesta. De hecho se lo agradecen, cuando se despiden.
Ella siempre con una sonrisa y no hay problema y termina por con: "gracias a ti, por invitarme".
La noche esta helada y en el departamento, reina el silencio.
Francia está leyendo en el living, mientras fuma un cigarro, que se va consumiendo lentamente. Llevo ya casi dos minutos y ella no se ha manifestado sobre mi presencia. Para abruptamente de leer y me pregunta si voy hacer algo más, que mirarla. Le respondo, que ya no sabía que venía hacer. Ella esboza una sonrisa y me dice que soy un tonto.
- ¿Qué hiciste de malo, para que te haya hecho esto el karma? - Le pregunto.
- ¿Qué mal me ha causado el karma? - responde sin cachar de lo que le estoy hablando- Te refieres por ti, ¿cierto?
-Claro - al instante - ¿acaso tení a alguien mas por ahí?
Francia se ríe. Luego me dice, que he hecho yo, para tener tan buen karma. Que, por lo que sabe, yo no debería tener uno tan bueno.
Me siento al lado de ella y la beso. Ella me pregunta la hora. 10:43 P.M, de inmediato le pregunto el por qué.
Se empieza a escuchar los autos y micros, que todavía pasan velozmente. El gato, que empieza a arañar el sillón, como tratando de sacarse las uñas. Finalmente recibo una respuestas en forma corporal, pero no pude captar, si fue algo sin importancia o todo lo contrario. Luego apaga el cigarro y comienza a leer nuevamente. Saco un cigarro y lo enciendo, mientras busco un disco, para ponerlo en la radio. Antes le pregunto a la Francia si le molesta. Ella me alienta con un, dale nomás. Luego voy a la cocina a poner hervir el agua.
Llevo dos tazas, café y té en la mesa. Ella enciende otro cigarrillo y agrega  - Qué rico -pero luego continua con un "no te conté".
- El otro día -me dice - Soñé, que estaba en una micro y esta, quedaba en pana, en medio de un campo.
Yo solo la miro con atención.
- Luego - continua. - los arboles crecían una barbaridad. 
Agarra el agua y le hecha, una cucharada y media de café, sin azúcar.
- ... y un árbol atrapó a la micro. Lo raro. - me dice. después me clava la mirada, mientras deja el hervidor en la mesa sin mirarlo-  es que no estaba asustada. De hecho estaba feliz.
- ...y estaba yo. - con un tono de esperanza de quinceañero.
- Claro que no - se ríe, mientras lo dice. - pero estaba la vieja de castellano, esa que estaba en el colegio.
- Me acuerdo de ella.
- La cosa es que ella me tomaba la mano y se ponía a llorar y yo no podía consolarla.
- y te decía algo- le pregunto- mientras lloraba.
- Sí - responde. - pero eran puras incoherencia. Eran como palabras al azar. Pero luego de un rato, me daba cuenta, que eran todas esdrújulas.
- Eso tenía alguna importancia. -pregunto
- No. nada, pero me llamaba mucho la atención.
- ... y que ocurría después. - ya entregado al relato.
- ¿Después?. - se sorprende un poco. - Después estaba en una playa, pero estilo Montevideo.
- Ok. - respondo. Lo gracioso, es que ninguno de los dos a estado en Montevideo. 
- En un hotel. - prosigue Francia. - con forma de triangulo, pero hecho de legos y todo era de vidrio. Abajo había una fiesta o un carnaval, que paralizaba a toda la ciudad. Entremedio de los pisos, me vouy encontrando con pura gente random, pero todos conocidos. En eso me encuentro con mi hermana y me cuenta que se caso y que ya tuvo un hijo. Que se alegraba, porque por fin lo iba a conocer. Repentinamente, me dice que se tiene que hacer algo y me lo deja a cargo.
Su hijo tenía dos años, pero estaba pronto por cumplir los tres. Me lo deja con coche y todo. De ahí la gente del carnaval, me felicitaba por lo hermoso del niño. Yo me sentí incómoda y me devolvía al hotel. Pero ahí, estaba lleno de gente conocida, quien tomaba al niño y decía lo grande que estaba.
En una de esas, el niño se arranca del coche y comienza a correr por el hotel. Entra a una habitación y lo sigo. Adentro hay una fiesta, pero como de los años 20. 
Había una gran orquesta y estaba llena de mujeres de cabaret y hombres de frac. Un tipo de bigotes gruesos, con un puro en la boca, me pregunta que me sucedía. Yo le contestaba, que estaba buscando un niño. El tipo me queda mirando y con su dedo me apunta la dirección, de donde lo vio irse.
Abro un puerta  y en ella, una cama con un gato plomo de ojos amarillos. Busqué a mi sobrino por largos minutos.
Me sentí muy mal, por haberlo perdido, en el día que lo conocí. Me daba cuenta, que realmente no lo iba a poder reconocer. Pero como no iba a poder reconocer a mi propio sobrino. Pero nada. Estaba a punto de irme de la habitación. Cuando me di cuenta que el gato me miraba.
Se me acerco de a poco.
Fue ahí cuando descubrí que mi sobrino se había convertido en el gato. Era tan obvio. Tenían la misma presencia. 
Hace una pausa larga.
- Luego  -continua - Tomo al gato y me lo llevo bajo el brazo. La gente se me acercaba hacerle cariño al gato. Me comentaban lo hermoso que es. Mis conocidos me dicen lo grande que esta. Luego entro a la casa de mi hermana y suelto al gato. Este camina por la casa y empieza a saltar por los muebles, camina entre las cosas. Mueve la cola, con una delicadeza y un control, que no pareciese que ya va a cumplir los tres años.
Me acuerdo que enciendo un cigarro y voy al balcón a esperar a mi hermana y contarle lo sucedido.
Luego abrí los ojos y ya estaba despierta.
Francia divaga la mirada y se concentra en su café, pero la interrumpo comentándole... ¿También fumas en tus sueños?. Ella me responde que sí. - ¿Acaso tu no?
La quedo mirando y niego con la cabeza. Luego volvemos a estar en silencio.
Es como si fuera invisible.
La Francia me mira y sus ojos se llenan de lágrimas. Comienza a llorar. Trato de consolarla y le pregunto que le pasa, pero no puede decir nada. Yo le insisto en que me diga lo que le pasa, que ella puede decirme cualquier cosa.
- Ya no te amo. -me dice.
Comienza a llorar bajo mis brazos, como un niño con su madre. Yo le digo que no importa, que estas cosas pasan, mientras le acaricio la cabeza. Luego nos quedamos dormidos tal cual estábamos.
Tal cual como estábamos.

sábado, noviembre 10, 2012

Ruta 68

Son las 14:02 minutos. Acabo de salir de Curacaví. 
14:37. Aparece un cartel : "Curacaví a 2 km".
No sé si, se me esta pasando la "volá" o estoy comenzando a cansarme. No será, que estoy dando vueltas en circulo. No. No lo creo, sería mucho.
Al lado mio, un cartel gigante, donde sale una mina. Que a mi gusto, diría que esta buena.
Está abrazada a un gato negro.
Como la noche.
Como el hambre.
El frío.
Como la muerte.
Mas en grande, unas letras imponentes, con las siguientes frases: NO ME PREOCUPO POR LA SUERTE y abajo, una sigla de una compañía de seguros. Al medio de un cerro, por la ruta 68.
Me enojo un poco, porque me siento insultado, como si el mensaje de "no vengai a robar. Vago".
Vago... el mensaje estaba claro. Era una mina muy rica. De esas inalcanzables.
- No chileno común - 
Los camiones pasaban a una velocidad y a una distancia, considerada "en una de esas" y entre medio de la frustración y el ruido de los camiones pasar. Le grite a la mina. Mal dije a la compañía y su puto eslogan. 
Sí.
También mencioné la palabra violación entremedio.

 

miércoles, noviembre 07, 2012

Cosas que uno pilla en los estados

Los estudiantes de Medicina, no pueden andar publicando, que se saco un 7.0 en una 
prueba X, por una tincada. 

Que le espera uno. Ojalá sean ustedes una
tincada en el 
futuro.