lunes, marzo 25, 2013

Natalia




Santiago me hace mal, pero como todo síndrome de Estocolmo, me esta comenzando a gustar. No se si es que tengo mas tiempo o todo se esta volviendo a normalizar y ya nada es tan terrible.
El flaco me queda mirando y me dice que algo me cacha la idea, pero realmente su mente esta en otra parte. La cerveza cae como la noche y el ruido de Santiago se escucha a lo lejos, distante, como el flaco sin saberlo. El tampoco logra dar entenderse, dice que estar un año fuera, lo hizo pensar cosas poder conectarse, en cierto sentido sin estarlo, pero de que ese sentimiento se arraigo en el, sin querer y ahora no sabe que sucede. También me cuenta que el otro día vio a la cony, su ex, pero que sentía solo una pequeña costumbre, pero que nada mas y sabia que ella quería algo mas de lo poco que estuvieron conversando, que eran extraños de cierta forma. Además el estaba pensando en otra. En la que se quedo.
Luego queda en silencio y saca una pipa con marihuana, donde comienza a fumar todo lo que puede y me lo pasa. Yo me detengo en el sonido de la piedra del encendedor y luego escucho como la marihuana se va quemando de a poco. El silencio reina el lugar por unos segundos y termino por encender un cigarro y el humo comienza a bailar, al ritmo de la ciudad. Tenemos nostalgia sureña y luego me pregunta que he hecho durante todo este tiempo. Tuve que detenerme a pensar un rato y le dije que no mucho y que mi vida seguía en su curso. Le conté que Paulina me había hablado hace poco y que nos habíamos juntado hace poco, pero que nada paso y agradezco que haya sido así, pero que me comenzó hablar de nuevo.
-  ¿pero que onda. me dice el flaco - todavía se  gustan?
-   no lo sé. respondo y continuo - yo creo que ahora no, pero nos acostumbramos a estar ahí, cundo uno de los dos quiera.
tení que puro darle
No sé, ya me aburrí ser patas negras, a demás ella sabe que es inestable y que no puedo estar con ella en la cotidianidad, si que prefiere estar con un wueón que no ama antes que yo a distancia. Lamentablemente no puedo estarlo y no quiero estarlo.
¿pero que onda ustedes?.- me pregunta.
¿de que forma?
no sé po, cuando estaban juntos. Me queda mirando 
puta nada. Muy simple todo, de hecho, pero no es posible. Además ya paso su tiempo, yo corte relaciones con ella directamente, no la vi mas en 2 años y ahora volvió yo creo a tantear la onda y la ultima vez fue raro.
-  ¿cómo así?
éramos desconocidos. Ya no la conozco, pero hay cierta parte que es igual, pero es pura química, costumbre o cariño, no lo sé, pero por ejemplo, el otro día nos pusimos a contar cosas que habíamos hecho durante estos dos años. Como si nos estuviéramos presentándonos pero ya no puedo confiar en ella. No la conozco o la conozco suficiente para cachar que jamás seremos, solo amigos solamente y ante eso, prefiero cortar por lo sano.
El flaco toma un sorbo de piscola y luego se queda en silencio. Piensa un poco en lo que me va a responder y solo termina diciendo que son raras las minas. Yo afirmo que si, pero nosotros no somos ejemplos de nadie y nos volvemos a quedar en silencio. De ahí hubo alguna que otra conversación sin importancia y mira la hora y decidí irme. Me despido. 

Voy caminado, un poco con frío y con nostalgia. Sin duda jamás estaremos conforme en el presente, si tranquilizamos el pasado y dejamos el futuro que caiga solo. Me detengo en una plaza a descansar y enciendo un cigarro. 
En mi alrededor no anda nadie, salvo unos perros callejero que se me acerca y se echan a mis pies, como haciéndome compañía. Enciendo un cigarro mientras miró unas ventanas que todavía están encendidas a lo lejos y que desde mi perspectiva se ven como space invader. Estaba en eso cuando soy interrumpido por la voz de una mina que me pregunta por papelillos. Quedo un poco descolocado, un poco por la pregunta y un poco por el misterio que me produjo al mirarla.
Tenía el cabello negro, largo y unos ojos delineados negros. Sus ojos eran grandes y profundos. Transmite cierta calma, mientras pido a dios tener uno. Finalmente encuentro uno y se lo paso. Ella me da la gracias y procede a sentarse al lado mío mientras lo hace, comienza a enrolar el pito.
Con una serenidad y delicadeza, sus movimientos de sus manos son completamente seguros, después se lo lleva a los labios y finalmente lo enciende y fuma con toda propiedad, que no se como reaccionar y solo seguir pegado . Ella después de unas quemadas me ofrece un poco, yo solo asiento con la cabeza y procede a pasármelo y me queda mirando como si nos conociéramos hace años. Fumo.
-  Esta bueno.
Toso.
Luego se lo paso y en el acto le pregunto como se llama. Ella me responde que Natalia en seco y hace una pausa y luego me pregunta que me llama la atención de lo que estaba mirando. Solo hay edificios. me dice ella.
Le respondo que no son los edificios lo que estoy mirando, si no la gente que vive en estos y como se ven cierta parte de su vida, en pequeños balcones o ventanas sin cortinas. La gente no acostumbre a poner cortinas, o nunca las cierran, como desafiando al voyerista o diciendo al mundo que poco importa. Me detengo, creo que estoy hablando mucho, que no termine como pedante o en estúpido entusiasmado.
-    así que eres voyerista. ¿Esa va hacer tu presentación?. - Me  queda mirando fijo y luego desvía la mirada hasta el suelo y se queda en eso.
-    disculpa mi sinceridad.
-    No dale, cada uno con lo suyo.
Luego no decimos nada por un rato, hasta que ella me pregunta si tengo un matacola. Enseguida, saco uno de mi bolsillo y ella me dice que es. Salbutamol, le respondo al instante. - estas seguro, me pregunta. Vuelvo afirmar y termino confesando que lo hice yo mismo, pero no veo ningún tipo de reacción sobre lo que le acabo de decir y luego continua con - es como jugar un poco, a los sims. Como cambiando el tema. 
-    es como un poco eso o como ver películas malas sin volumen
-    creo que ahora te puedo entender voyerista.
-    gracias. 
Saco nuevamente la cajetilla de cigarros, pero ahora le ofrezco uno a ella, que acepta sin decir nada y lo enciende, en seguida le pedí el fuego, que me lo paso sin despegarse de las pocas habitaciones que se veían a lo lejos por edificios altos.
-    igual, ver películas malas sin volumen son malas, para eso tienes que poner música, tu musicalizas en vivo una escena de una sola película de este gran y pésimo cine que da puras películas malas y mudas.
Ella muestra un leve sonrisa, o eso creía ver, porque era algo como la mona lisa. no sabes si es una sonrisa, porque sus ojos  son profundos, algo así me pasa con ella. Cuando me doy cuenta ella se pone unos audífonos y cierra los ojos, para abrirlos y clava la mirada en un punto, que ya estaba predeterminado. Luego se saca los audífonos.
-    Claro que es mucho mejor esto a películas malas… igual llevai su tiempo en esto.
-    es mejor que no quedarse en tu casa, mientras todos duermen.
Silencio.
-    y tu, ¿estas esperando a alguien?- le pregunto.
-    No.- pero me queda mirando un poco sorprendida- o sea, sí, en realidad, no sé ya.
Vuelve a quedar en silencio, pero por primera vez la noto mas real, pero dudo en seguir investigando un poco mas, aunque creo firmemente que es el momento para hacerlo, después se recuperará y volverá al personaje. No sé cual de los dos escenario prefiero, pero de una manera inconsciente, sé que me agradece no preguntar nada mas.
-    y tu ¿que esperas?.- me pregunta
-    ¿cómo que espero?
-    si po, todos esperamos algo.
-    chucha. No sé.-  con un tono de volao
-    justo ahora se acabo tu sinceridad.- y me clava la mirada, pero todavía mas distante que antes.
-    es que nada, en serio, es mucho mejor no esperar nada, si nada te van a dar.
-    voyerista y consejero - algo medio irónico.
-    a veces gracias.
-    me hubiera dicho eso hace unas semanas antes.
-    disculpa, también soy algo lento.
Me besa. Nos besamos, por un rato, largo. Luego se para y me dice que se tiene que ir. Yo la trato de detener, y la beso de nuevo, pero insiste en irse. Luego le pregunto el nombre, en un acto de volver a encontrarme, pero ella solo me responde que con mi nombre era suficiente, como si me estuviera desafiando y yo le digo Natalia, cuanto mas. Ella se ríe y me dice que con eso es suficiente, que Santiago es grande y que ya habrán mas rincones por donde verse. Dice chao y la veo irse. Caminando. Lento a lo lejos.
Me pongo audífonos y comienza a sonar "meet me in the morning" de Dylan y me doy cuenta que ya esta amaneciendo y que pronto el metro se abrirá. Me fumo el ultimo cigarro y comienzo a caminar hacia el metro. No había mucha gente madrugando, me pero igual se lleno todos los asientos, no me hago gran problema y me siento en el suelo. Veo como la gente va durmiendo en el metro, mientras avanzan a sus destinos, otros leen el diario o van escuchando música. Hay una cierta tristeza de lunes por la mañana y comienza a poblar piernas gigantes y luego a negro.
Abrió los ojos y todo cambió. Me preocupo un poco, pensando en que estaba mal. Termino en la plaza Maipú. Luego cruzo la calle y espero la troncal. La micro anda rápido, ya que casi nadie va, para la ciudad satélite o Padre Hurtado, Talagante. 
En el transcurso trato de acordarme de Natalia, pero no puedo precisar su cara, salvo su mejilla izquierda y el pelo en la cara, mirando hacia los edificios, pero esa imagen cada vez se fue poniendo mas vaga, y tengo solo distintas sensaciones que eran ella.
Luego camino, mientras la gente sale de sus casa en autos. La gente espera la micro y fuma. A lo lejos se escuchan voces de niños en los furgones, algo gritan, pero la música, me impide precisar el mensaje, no supe si estaba dirigido a mi.
Luego entro a la casa y subo las escaleras. Las cortinas quedaron cerradas y agradecí que eso fuera así. 
Natalia desapareció de mi mente. y pude dormir.
Desperté con energías. Animoso.
Creo que soñé con un árbol cubierto de nieve, pero luego se hizo verano y era hermoso, yo no pertenecía ahí, pero me hizo feliz verlo.

viernes, marzo 22, 2013

Metro

La noche esta un poco mas fresca y las trompetas de miles, me vuelven un poco mas contemplativo. Camino, mientras que las luces de neón, van reflejando mi cara, que hace que se ponga algo mas que nostalgico, pero que aun sé bien de que. Los autos pasan y la brisa helada recorre mi cara. Es de noche, y poco tarde, si que trato de avanzar lo mas que puedo, sin quitarle atención a mi al rederor. Los edificios, van apareciendo y cada vez con mas propiedad. 
En uno, me topo con una mujer, mas o menos de mi edad, me la juraría por decir que un par de años mas chica que yo. Tiene el pelo negro y ojos duros y distantes, me sorprende un poco, para alguien de su estatura. No era muy alta e iba escuchando musica. Me pide disculpas cuando choca conmigo, saliendo del edificio. Luego nos quedamos en silencio. Nos miramos por unos segundos, pero no dijimos nada. Ella siguió su camino y yo el mio, tras ella.
Traté de caminar los mas rápido posible, para adelantarla, con el acto de volver a mirarla. Esta vez tenía una mirada mas triste y algo distraída. Trate de confiar que iba al metro al igual que yo. Dada mis sospechas ciertas, me tranquilice y recargue la tarjeta. Mientras ella desliza su tarjeta en la máquina para poder entrar al metro. Yo me distraigo unos segundo, para poder pagar. Luego la perdi de vista. Baje las escaleras, pero en mi posición no la encontré, si que asumí que estuviera de mi lado. Recorro el pasillo y no estaba. Finalmente saco un libro para poder leerlo en el camino. Un sonido, me distrae y me saco los audífonos, Me doy cuenta que ella esta del otro lado y me queda mirando, luego mira hacia su lado izquierdo y me vuelve a mirar. Esboza una pequeña sonrisa y me hace un gesto con la mano y los metros llegan. Comienza a sonar una voz electronica, diciendo que se van a cerrar las puertas, la veo irse y alcanzo a subir.

viernes, marzo 01, 2013

Despedida


Estábamos en la esquina. Fuimos a comprar unos cigarros porque nos faltaba. Hace un poco de frío, pero los cigarros y el pito que teníamos en nuestros bolsillos iba ayudar bastante.
El Pablo se puso un poco serio, cambio su tono de voz y sus ojos, se pusieron negros como la noche y un poco duros como el frío, luego me cuenta que esta un poco cansado y enseguida se agacha doblando las rodillas y me dice si le doy uno.
Silencio.
Así estuvimos un buen rato, no dijimos nada mas y nos pusimos a caminar, entremedio se puso a llover y nos refugiamos debajo de un paradero... nada pasaba, eran horas muertas y los perros nos seguían de hace un par de cuadras.
 Encendimos el pito y el frío hizo que nuestras palabras guardarán calor en nuestras gargantas. La tensión y el cansancio a ratos golpeaba y nos intimidaba. El Pablo seguía con la mirada de piedra, mira a los perros como entendiéndolos, se queda pegado en eso, como encontrando entendimiento, un poco de comprensión y se entristece un poco. No lo demuestra, pero lo sé.
Silencio
Luego me dice que se tiene que ir. Yo le digo chao, pero se queda al lado mio, me queda mirando y luego quiebra el silencio, diciendo que se tiene que ir de acá. De la ciudad, por un tiempo.
Yo no sé que decir, si que no digo nada. El me abraza y finalmente me dice chao. Yo lo veo irse debajo de la lluvia.