domingo, agosto 24, 2008

Chapter one: Confusion.

Yo he sentido gran admiración por los edificios, tal vez por el sueño de vivir en uno de ellos en mi etapa de independencia. Tal vez sea que encuentro, ademas, mucha atracción por los balcones. Estar tan cerca del cielo y tan cerca del suicidio. Claro que he experimentado con los dos sentimientos a la vez, subiéndome a la baranda; no sé como explicar. Pero claro que mi obsesión con los balcones, son las vistas que se puede llegar a tener, sobre todo de noche, donde uno empieza a mirar el ritmo de la ciudad, y uno mirando en calma, preferentemente con un cigarro y algún trago, para poder entender toda esta ambigüedad de conceptos de mi ritual.
Aunque todavía sigo pegado mirando al fuego, que es otra cosa que me hipnotiza, donde el papel del mar hace lo mismo... y sigo pensando en la ambigüedad de mis gustos.
Sofía trataba de hacerme entender en una conversación o eso creía ella. Al parecer confundió mis ambigüedades con las de ella. En un punto de la noche, con un silencio, quedó establecido que ninguno de los dos quería entender. Tal vez porque ninguno de los dos puede y eso se vio reflejado en el brillo de nuestros ojos y lo perdido de nuestras miradas.
No se si fue la luz que venía de su espalda, creando un contraluz, donde ella se veía... resaltando su belleza y yo quedando en penumbra, todo esto generando una escena romántica o solo fuimos dos desesperados, ya con el toque mágico del vino, que hizo que nuestros labios encontraran otro consuelo más que el dulce brebaje. Ya vacío, tal como nosotros dos.

lunes, agosto 18, 2008

Un buen comienzo.

Marzo en la ventana, casi verano. Ya no pasa. El otoño se lo comió. Creo que es la mejor época para ser poeta. Y con parte de ella, las hojas, caemos. Traemos. Juntamos. Esperamos... a que pase algo, pero claro... ya no suele pasar lo mágico del momento.