viernes, junio 18, 2010

Espera de mentes.

El viento silvaba en mi y en do-mingo, con un cielo amenazador, listo para disparar, para luego dar silencio a miles de gritos de hojas. El cigarro respira lento, haciendo bailar, el humo azul del parque murmulloso y el tipo que me hace apreciar a la extraña corogreafía, que solo los parques pueden tener. Todavía no llega a la hora acordada, como si tuvieramos tiempo.
Al rededor, hay otra sintonía, mucho mas dinamico, veloz, haciendo de todo esto una ironía, mas propia a la mia.
- Disculpa la demora, se me hizo mas largo, de lo que pensé.
- Cada vez mas largo.
- Que ironía, clásica, un poco edipica.
- No es pa' tanto, nunca tan ruidosos, ya no.
- ... Menos climatica, menos sorprendente y mucho menos bulliciosa
- A veces quiero que llegue sin avisar...
Comienza a llover, trayendo recuerdos de antiguos boleros, como describiendo a la vida misma, como describiendo a la vida misma; he imperando, haciendose notar, como alguna vez se esperó, pero que siguieron esperando, mientras hablaban de sexo, amores, amigos, la vida, libros, los viajes. Lo que se cayó alguna vez, lo que se intentará de decir y lo que talves no logren de decir y uno de ellos pregunta si seguirá lloviendo mañana. - Espero que no.
Pero al otro día siguió lloviendo y siguió esperando, en silencio, pero siguió lloviendo. - Que pena por Nicanor... - y que pena por Miguel. Que siguió esprando, en silencio. Bajo la lluvía.

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