jueves, octubre 15, 2015

Macarena

                   

Redolés me deja pal pico. No solo ahora, pero mucho más en este último tiempo. Eso es lo que pienso, mientras camino, en la soledad de la noche. A empaparme de ella. Tal vez a solo encontrar la bellezas de las cosas. Caminar, pensar.
Dentro de este mes, las caminatas nocturnas, han ido aumentando. No estoy seguro, si ya me acostumbré al invierno, o es porque ya se esta acabando. Pero he estado saliendo más. Invernar ya me esta desesperando. Tengo que despejar toda esta cosa, culpa, enredos  y confusión que hay en mi cabeza y es eso, lo que me gusta de vivir acá. De volver a lo desconocido, a lo incognito, al pasado pisado. Todo confuso. Todo, pero solo el caminar de estas horas de la noche, me calma. Me relaja, pero a la vez, me pone muy triste.

Me siento en una banca a fumar un pito. Me voy a la plaza que esta entre la calle lago Calafquén y Triburcio Saavedra. Nunca supe el nombre de la plaza, antes del autoexilio, menos ahora, pero siempre me ha gustado la plaza. Es grande, tiene varios arboles gigantes, desnudos. Imponentes y a un lado de la plaza a un camino de piedras, que me gusta caminar por allí.

A mi alrededor se ven las casas con las luces a pagadas. Solo un par, que tenían alguna luz rebelde, pero cada vez mas escasas. Cuando hago sonar la piedra de mi encendedor, que se escucha por todos los rincones. Ni un treilé suena a lo lejos, pero poco importa, menos este momento, sin ninguna relevancia para el mundo. Un tipo que sale en la noche a fumarse un pito, para poder ordenar sus ideas - que original -, pero nadie es original, no en esta parte de la historia.

Reviso mi celular, con la esperanza de un mensaje tuyo, pero bueno, como dicen, la esperanza es lo último que se pierde y tal vez, debería ser lo primero. La esperanza, no es mas que posibilidades, algo ingenuo. No podría. Moriría con la esperanza y no quiero morir así. Justo en este instante Redolés dice: No necesito de tus bostezos, para saber que tu sudor, se cansa de mi hablar -Serás tu destino, tratando de decirme algo.
Me rió, por que me acuerdo que un compañero de la universidad, que, no me creía mis batallas contra el destino. A veces ganaba. Generalmente perdía y sigo perdiendo. No puedo ganarle al destino, mucho menos a Dios. Ni si quiera lo intento; y si esto no es el destino, no se que sería, pero seguiré esperando. Al final, no es el fin del mundo y mientras no sea literal, que wuea destino culiaó. Nos enfrentaremos una y otra vez.

Hace un poco de frío y las ramas se mueven y silban, las nubes corren, pareciere que lloverá. Otro indicio del destino, pero estoy muy en la “tranqui”, como para moverme de acá todavía. No hay nadie. Ni perros, hay esta noche. No he visto a ninguno. Igual me inquieta un poco, pero debe ser que con esto (pito) me vuelvo algo paranoico.

Suena el celular. Rodrigo esta llamando. Le contesto.

- ¿Aló?. ¿Aló?. Escucha la voz de Rodrigo.
- Si, ¿aló?, si, si… hola. Contesto, sin escuchar muy bien, por el ruido, que hay al otro lado de la línea
- Buena… ¿en que estai?. Pregunta con entusiasmo.
- En nada, la verdad. Salí un rato a fumarme un pito y me devuelvo para la casa.
- y ¿no estai carretiando?. Con tono de sorprendido.
- No. Tratando de dar énfasis en el sarcasmo.
- Pero, si es miércoles. No podí ser así de funao. (le habla a una tercera persona) Dile a este wueón que se venga nomás.
- Pero si son la una nomás. Suena de fondo, a través de la línea.
- Eso le dije – contesta Rodrigo – Yapo, vente, te estamos esperando con Javier, ¿cómo?, espera te dejo con él.
- oye wueoncito – se escucha la voz del Javier
- ¿Qué pasa? –contesto.
- Vay a venir a carretear o te da paja wueoncito?
- Puta… no cacho. Es miércoles.
- Eso es, lo que te estamos diciendo hace rato.
- Pero son la una.
- Ya, ¿y…?
- No sé…, mira para ser sincero. No creo que llegue.
- Wueón, no seai así. ¿hace cuanto que no, nos vemos?
- ¿de hoy en la mañana?. – Contesto  con un tono sarcástico.
- ¿De hoy en la mañana?. – responde Javier- de hoy en la mañana.
- Sí, de hoy en la mañana, te vi antes que salieras a trabajar. Vivimos junto. Que te pasa.
- Mirá wueoncito. Yo en la mañana era joven y ahora soy un viejo culiaó… ¿cómo paso esto?
- Qué tiene que ver eso, con todo esto. No pienso ir.
- ¿a dónde no piensas ir? – salta el Javier
- ¿Como que a donde?
-  a carretear con nosotros,  po pollo… Ya no sea’i gil. Mira, que te tengo una misión si es que no llega’i a carretear con nosotros.
-  De que me esta’i hablando Javier. Que misión ni nada. Estoy muy tranqui. Me voy pa la casa, no vemos mañana supongo.
- ¿Me esta’i llamando tu, a caso? – Responde furioso
- ¿Que wuea, te pasa? –contesto algo sorprendido.
- ya perdón. Son tallarines nomas… pero si te tengo una misión si te vas para la casa. Mira, lo que pasa es que, se va ir a quedar la Maca y bueno. Yo le dije que volvía. Pero tu y yo sabemos que eso no va ser tan así… y bueno eso, po. Para que le abras la puerta, en realidad. ¿por favor?
- ¿Quiñen es la maca?. Pregunto, sin entender nada.
- ¿qué… como… quien es la maca?, por favor. No podí ser así, tan cara raja.
- Que chucha te pasa… no sé po. Tu ayer, ¿no estabas con la chini?
- Eso… vamos peras con manzanas… La sociedad esta construida, sobre pilares tan débiles, desde la fé. Que ya me dan risa…
- Oye… ¿qué wuea te pasa?. ¿te estas engrupiendo a una mina?
- No, pero estoy conversando al lado de ella… Bueno, pero eso no es lo que estábamos hablando. Puedes abrirle la puerta y dejarla entrar a mi pieza. No va a salir de ahí. Eso es todo. Sencillo.
- ehm… bueno, filo… solo que se pueden pedir de otra forma. Eso es todo.
- eso es, un ¿si?.
- si obvio que si, ¿cómo a que hora va a llegar?
- mmm… como hace 3 minutos… atrás. ¿estas cerca de la casa, cierto?
- pero wueón, ¿que voy hacer con la mina, durante todo el tiempo, que no estís?
- ¿Qué wuea?, que querí hacer. Mal amigo. Cochino.
- No te ponga’i grave, si no es panto.
- Bueno… lo mismo. No te ponga’i grave.
- Ya…  filo, me voy a ir abrirle. ¿pero vas a llegar pronto?
- si… pronto. Si me tomo un par de chelas y me voy, en todo caso, yo ya hable con ella, y cacha todo, si que no hay drama.
- Ya wueón, ahí hablamos, iré abrirle la puerta, a la Maca, ¿cierto?
- Si. Maca, aunque le dicen Claudia
- ¿Claudia?
- No sé por qué. Es muy raro… Ya wueoncito, te pasaste, Me salvaste la vida. De Nuevo. Nos vemos en la casa. Ahí conversamos bien y te cuento todo, con mas calma. Chau
- Ya, chao.

Al colgar siento alivio y respiro un poco mas tranquilo. Empiezan a caer las primeras gotas de lluvia, que hace que me mueva del banco, donde estaba sentado. Miro a mi alrededor, pero siento la misma soledad de antes, pareciera que nada a cambiado. La nubes ya cubrieron el cielo y el viento se hace cada vez mas fuerte. Cambio a Redolés y pongo a Bill Evans, tal vez es mas acorde para esta noche de lluvia.

Camino por la avenida Pablo Neruda en dirección al estadio. Un par de autos pasan a toda velocidad, pero después de pasar dejan ese silencio, que solo produce un miércoles de madrugada. Sigo caminando y los arboles se mueven y empiezo a sentir el olor a tierra mojada. Mis pasos van acelerando, producto de la lluvia, que ya no es tan inocente, como en el comienzo y llego a la plaza mas “segura del mundo” y allí distingo la silueta de una mujer fumando, que revisa su celular y solo esta concentrada en eso. Llego al portón de la casa y saco las llaves, cuando en eso, la mujer se me acerca y me pregunta si conozco al Javier.

- Tu debes ser la Maca, ¿cierto? –Le pregunto, con algo de desconfianza
- Si, soy yo, la misma. Responde
- ¿Estabas esperando mucho rato?
-  No… había llegado recién la verdad, hace como cinco minutos, o sea alcance a fumarme el cigarro y apareciste. Hola

Nos saludamos de beso.

- Hola… Bueno, yo soy Felipe. Vivo con el Javier
- Si, ya sé. El Javier siempre habla de ti
- Espero que cosas buenas. Le digo, mientras abro el portón y caminamos, para llegar a la puerta de la casa.
- Jajaja, si puras cosas, buenas. Me dijo que escribías y que pintas, que eres un artista.
- Claro. Algo así. Respondo mientras abro la puerta y le hago un gesto para que entre
- Pero exactamente, ¿qué es lo que haces?. Me pregunta mientras se instala en uno de los sillones del living.
- Bueno, escribo, cuentos y poesía, pero no soy muy bueno… también hago cuadros, pero la verdad son collage, con trozos de revistas y voy formando distintas imágenes. Oye, un café, té o algo.  Le ofrezco mientras me dirijo a la cocina.
- Ehm… puede ser un café.
- Tengo vino también. Le grito desde la cocina.

No hubo respuesta inmediata, mientras yo sigo buscando en los muebles tazas y café para poder llevar al living, pero al darme vuelta, la veo parada en la puerta de la cocina. Observándome, como si me estuviera analizando o poniéndome a prueba.

- Un vinito, no estaría malo. Me dice.
- Vino. Entonces, mientras dejo todas las cosas en su lugar.

Saco un par de copas y le digo que me espere en el living, y voy a buscar una botella de vino que tengo guardada en mi pieza.  Al entrar al living, ella me espera, sentada en silencio y en su mano tiene una fotos que estaban en la meza.

- Estos, ¿son tu y el Javier?.
- Si, somos nosotros en el colegio.
- jaja, el Javier no ha cambiado nada.
- No, todavía tiene la misma cara… ¿Te gusta el carménère?
- Si, de hecho es mi favorito
-  Buena. Igual el mío.  

Tomo el saca corcho y procedo abrir el vino.

- Igual no puedo creer, que seas tu el de la foto
- Si. Cambié arto desde que salí del colegio. Estoy mucho mas gordo.
- o sea si…
- jaja, gracias por la sinceridad.
-  Si pero, no es solo eso. Tuviste un cambio radical, o sea te vez súper distinto
- Bueno, en todo caso, es verdad, si que no te preocupes, ya lo tengo mas que asumido.
- No, pero igual lo digo en buena, ahora tienes cara de hombre.
- chucha… gracias, supongo. Respondo con tono de incomodidad.
-  ya, pero no te lo tomes así. Si te lo digo porque creo que te hicieron bien los años. Estas mucho mejor.
-  Gracias.

Sirvo el vino y nos quedamos en silencio. Un poco incomodo, pero corto. Para cortar la tensión le pregunto si quiere escuchar algo en especial, mientras conecto mi computador al equipo de música, pero ella me dice que yo elija. Nunca se que poner, tengo mas de cien gigas en música, pero trato de no demorarme tanto en elegir, si que pongo un disco de café Tacuba.

- Oh… la wuea vieja, hace tiempo no escuchaba café Tacuba. Me dice
- Bueno, no sabía que poner y me pareció adecuado. Si quieres lo cambias
-  No tranqui, esta bien. Me gusta.
- oye  y que onda el Javier, ¿en qué quedaron?
- Puta no mucho… me dijo que iba a estar un rato en lagerhause, con ¿el Rodrigo?, bueno, no se bien con quien, la verdad no lo conozco, pero que se iba a venir, pronto.
- dale, ojala sea así.
- ¿Por que?, ¿te estoy molestando?
- No para nada… lo digo por que este wueón, puede resultar un mentirosillo.
- Jajajaja. Si es verdad… Oye a todo esto tu fumai, ¿cierto?
- ¿Cigarro?
- No… marihuana
- Si… también.
-  Puta es que tengo, pero soy la peor, no tengo ni moledor, ni papeles.
- Ya, pero ese no es problema. Yo tengo ambas cosas. Además tengo un bong, no sé, que prefieres.
- ¿Enserio?.- Algo sorprendida – Si dale.

Me paro, y me dirijo a la pieza, a buscar las cosas y regreso. Me siento al frente de ella. Le dejo las cosas en la mesa de centro y por primera vez me detengo a mirarla, mientras que ella saca de su cartera una caja de anilina, donde guarda su marihuana y procede a moler. Sus ojos de color pardo tienen un dejo fragilidad. Ella me pasa el bong, pero le digo que ella tenga el honor de fumar primero, mas que nada ella se esta auspiciando. Ella solo sonríe delicadamente. Toma el encendedor, y hace sonar la piedra un par de veces y de ahí el sonido del agua, burbujeante, de agonizo. Se puede ver como el bong de a poco, se va llenando de humo. Suelta un dedo y todo el humo desaparece de un gran golpe. Como un truco de magia, una ilusión. Aguanta y me lo pasa.  Noto que sus ojos cambian. Un poco de tristeza, nostálgicos, característico de algunos volados. Yo repito el procedimiento, pero toso, pero aun así trato de aguantar todo ese humo, para tratar de botarlo con calma. Siento como toda la tensión, se va yendo y queda mi cuerpo relajado y mi mente mas vaga. Con la confianza de que nada puede salir mal. Nos Quedamos en silencio. Siempre incomodo y en mi casa, pero bueno. Inseguridad, es otra forma de decirlo. No voy a ser nada para cambiarlo. No ahora, tal ves mañana y quedo mirando fijo la foto, que ella estaba viendo. Pienso primero en el viajero del tiempo, pero, la verdad es la memoria, lo importante ahí.

- Oye. ¿cuál era tu nombre?. Me dice de la nada – es que se me olvido, pero te juro que no se me olvida de nuevo.
- Eh… Felipe. Digo, como si me hubiera golpeado la realidad. No se cuanto tiempo ha pasado, ni de decir mi nombre.
- Dale. Felipe, si po. Si me lo dijiste en la entrada. Oye ¿querí mas?
- Si, dale. Gracias. Sonrío de gañan que soy.

Ella saca un poco mas y llena de marihuana y vuelve a fumar, y me lo pasa. Esta vez ella tose. Luego se para y me pregunta como y donde puede elegir música. Le doy las indicaciones.

- pero tienes mucha música. Me dice sorprendida. -no sé que elegir.
- Si. Eso pasa, generalmente, pero ya estas ahí, si que tienes que elegir nomás.
-  Ya, si creo que lo lograré, pero dame tiempo. Voy a poner esto por mientras.

Deja sonando Amar Azul y comienzan a cantar – Yo tomo licor, yo tomo cerveza y me gustan las chicas -  y se caga de la risa – como tienes estas cosas todavía- se vuelve a cagar de la risa. Ella me da la espalda, pero se que tiene una sonrisa, mientras sigue buscando. Vuelve a cambiar a David Bowie, excusándose que ya no soportaba otro Amar azul. Murmura algo que no logro escuchar bien. En eso para la música.- Mira como lleve- y nos quedamos escuchando la lluvia. Como caían, Miles de ellas. Kamikazes. Golpeando el techo de zinc. – Ya ahora sí – dice. Mientras suena Gorillaz.
Ella se vuelve a sentar.

- Felipe. Me dice como si preguntara. – oye y me puedes mostrar algo que hayas hecho tu.
- ¿Algo mío?. Sorprendido.
- Si… pero si no, relajado. Era de curiosa.
- No es que… si se puede. Obvio. Es que no lo vi venir. ¿Por que quieres leer algo que haya hecho yo?
- No sé… el Javier dijo que escribías y que pintabas, que eras un artista. Que a el le gustaba las cosas que hacías tu.
- Si claro, espérame.

Me levanto y me dirijo a la pieza. Saco un par de cosas encima de mi escritorio y vuelvo. Las dejo en la mesa.  Le pregunto si tiene hambre, a lo que me responde con un – si… me dio el bajón igual – Ya dale. Respondo. Voy a ver que hay y te ofrezco.

- No pero si es así, no te preocupes.
- Pero si vamos a comer igual. Contesto.
- ¿Querí cocinar a esta hora?
- ¿Por qué no?. O ¿es muy tarde para comer?
- O sea si te motivai la zorra.
- Por eso, te digo. Se rié. – Igual algo fácil, unos clásicos tallarines. Con crema. ¿te tinca?.
- Si… mucho.
- Claro, como no. Ya po. Mientras revisas  esas cosas, yo me motivo en la cocina.
- Si. Bacán...

La dejo en el livig, revisando las cosas que deje en la mesa. La cocina estaba a un par de pasos. Incluso estando acá puedo ver como esta examinando una carpeta con dibujos.

- Oye tení un puchito, que a mi se me acabaron.
- Si... Mira. Por allá esta mi pieza. La segunda, por el pasillo. En el escritorio. Deberían estar.

La veo pararse y desaparecer. Yo comienzo a revisar, que puede haber. Esta todo congelado y ahí a descongelar, chao. En el refri, me fijo en las verduras, zapallo italiano, zanahoria, Morrón, Brocoli, Champiñones. Todas para ganar, todo esto con crema. Maravilloso. Comienzo a picar todo, mientras hierve el agua. Aceite, Ajo, cebolla. Morrón. Un poco de pimienta. Hecho los tallarines. Ella aparece con el cigarro encendido

- ¿Se puede fumar aquí?.
- Si. Mira, ahí de hecho hay un cenicero.
- Oye que huele rico, que estas haciendo.
- Sofrió verduras.
- Le pegai a la cocina.
- Si.. me defiendo. Mientras le pongo un poco de vino blanco. Para luego echar el brócoli.
- Yo soy super mala para cocinar, de hecho.
- Pero, ¿cocinas?
- Si, pero casi nunca la verdad. Por que me carga, la verdad. No tengo paciencia. Me da flojera. Prefiero que las cosas estén lista y ya.
- Jaja… No sé, a mi me relaja igual. Mientras bajo la llama al mínimo, para que estén su rato. – Me darías una quemá.
- Claro. Me pasa el cigarro. – igual acá están tus puchos.
- Gracias. Si la verdad quería darle dos quemadas solamente. Le pego la ultima y se lo devuelvo.
- Igual es raro. Me dice
- ¿Qué es raro?
- Que me cociní, nunca me habían cocinado, la verdad.

La quedo mirando a lo ojos, pero ella desvía la mirada a cualquier parte.

- O sea… igual no te estoy cocinando a ti, solamente. También voy a comer.
- Jajaja, si, si no lo decía con esa intensión.
- Pero entonces, ¿qué?
- Nada, filo. Ya fue. Lo dice, mientras su vista esta en la taza y un poco más allá.
- Pero, explica, po. Como vas a esconder la mano, después de lanzar la piedra.
- Ya no seai, así, si filo… Eso… Me vuelve a mirar. – no me junto mucho con personas que cocinen, Por lo general compro cosas. Siempre tengo cosas para bajonear.
 - Bueno, es que en realidad, uno debería tener cosas pa bajonear.

Termino por echar la crema, cuelo los tallarines. Mientras que ella me habla de sus temores apocalípticos, que nos prepara el futuro, pero tiene muchas ideas, que muchas veces no termina de contar, cuando pasa a otra. Tiene ritmo para narrar y rapidez, que yo no logro, sustentar. Me esfuerzo en escuchar. Tuve pequeñas intervenciones. Una de ellas fue - Esta listo, pasemos a la meza- Donde ahí continuo. Ya de un rato, pude intervenir mas. Habían muchas cosas que compartíamos, de lo que estamos viviendo, y como se viene. Quien esta contra quien. Para qué. La gran máquina. Gran hermano y seguimos dándole un surtido de wueas a la conversación.
En un momento, ella introduce, de forma muy sutil, la idea, de que ella es madre, de un pequeñín de tres añitos. Benjamín. Como el Benja Vicuña, termina por confesar, con inocencia sureña. Le pregunté si su niño, ya hablaba bien. Ella contesta feliz, como si lo estuviera viendo. Recordando. Me cuenta que esta orgullosa de su hijo y de los avances que tiene - Ya esta mas grande, esto un niñito - Mientras me muestra una foto por su celular. Tenia grande ojos café, parecidos a los de ella. Tenía cara de simpático. Eso hizo que me cayera bien enseguida. Luego la Maca, vuelve a sacar su cajita y me vuelve a preguntar si quería fumar mas. Afirmo con la cabeza y voy al computador, con el propósito de cambiar la música. Le pregunto a donde esta su hijo ahora, con la esperanza, de no sonar. Castigador. Pero ella solo contesta con su papá y me queda mirando, un poco desafiante – Tienes fuego- me dice. Yo a lo mas pavo, contesto con un tonto si. Pero ella esboza una pequeña sonrisa. Tal ves de lo torpe.

Ella fuma a todo pulmón. Aguanta. Me lo pasa. Tose. Ella trata de decirme, mientras tose, que saque un poco más de yerba. Como un simple chino (estereotipo), agacho la cabeza y le hago caso. El sonido del encendedor, la yerba quemándose. El agua. Burbujeando. El acto de la desaparición y aguantar. Toso yo también. Todo cambia y de a poco me voy yendo a la mierda, solo un poco. La gravedad ya pesa mas y sin hablar de lo pocho que había quedado con la comida. Miles Davis, no ayuda para nada en este momento. La Maca, como si nada le afectara, se niega cuando le pregunto si cambio la música – no, no… no me molesta para nada- me contesta con humildad. Yo de pajero, y porque Miles, es mas grande que irme a la mierda, no lo cambio.

- Oye, ¿por qué escribes?. Me pregunta a quemarropa.
-¿Yo?, ¿por qué?. Pregunto como si no hubiera entendido lo que me acaba de preguntar.
- Ya po, no seai volao. Si tu, o te estay haciendo de rogar.
- Si, si. – despabilando -Bueno escribo, porqué puedo. Ella pone como una cara de maña, pero la verdad no sabría decir con precisión –sipo, por que puedo escribir. Eso en primera instancia. Segundo, por que trato de capturar momentos. La verdad todo me parece asombroso, de cierta forma. Estoy siempre maravillándome todo el tiempo. De alguna forma u otra, quero plasmar eso. Además de tener una eterna conversación conmigo mismo. Hay momentos, que solo valen, por todo lo que se compone. El momento. Eso es lo que vale, para mi y en eso me fijo. Los momentos. El presente, de otra forma… ¿Oye y el Javier?

- No sé.
- …. Eso, po. No sé… a ratos, creo todo esto tiene importancia.
- Supongo.
-  No sé, la verdad, no me creas todo lo que te digo.
- ¿Por qué?
- nah, por que… así pienso nomás. Jaja. No sé si hay motivos verdaderos.
- Yo creo que le estay poniendo color nomás.
- Puede ser.

Ella me dice que la espere. Que va al baño y vuelve. Saco otro cigarro y lo enciendo, luego cierros los ojos, tratando de relajarme, pero no puedo. Miro la hora y son las cuatro y media de la mañana. Reviso mi celular, todo a un ritmo, que tiene cierta gracia. No hay señales de vida. Ni los tuyos, ni de Javier. Ya a esta alturas suena Black Angels Death Song, de The Velvet Undeground y la lluvia de fondo.

Nada allá afuera, va querer estar afuera, lo pienso por Javier, y su pronta venida, que ya demoró mas de lo que pensaba. Es tarde y no he escrito hoy, aunque nunca es tarde para escribir, pero con visitas, esta difícil. Estoy lo suficientemente volado, como para poder escribir. Eso debería ser, pero que tan descortés puede serlo. ¿puedo ser lo, poco?. No sé cual es la dinámica aquí. La Macarena sale del baño, como si nada pasara, aunque nada pasa. La actitud, la tiene de defensa. Se sienta, en el mismo lugar. – Me dice que le dio algo de frío y de sueño- me pregunta por la hora. – veinte para las cinco- ella ni se inmuto. A veces la siento en otra parte, se pierde en lo suyo, pero es mas vivaz que yo. Puede cohabitar entre mundos.

- Ya no llego el Javier, o ¿tu creí que llegará?. Me pregunta.
- Pienso que llegará, pero no me la jugaría decir en cuanto, cuando y esas cosas.
- Claro, demás.
- Y tu, ¿qué onda, con el Javier?. Pregunto.
- Mmmm… no sé la verdad.
- pero de donde se conocen.
- la otra vez. Estábamos en el lagerhouse y el andaba con otro amigo, y yo unas amigas. Bueno una de mis amigas. La mati, se le puso hablar al otro amigo, porque le había gustado y eso, después vinimos a bacilar acá. Un día que tu no estabas. Eso, nos juntamos de vez en cuando.
- Nada serio, entonces.
- Con el Javier. Ser larga a reír.
- Veo que no… bueno, me parecía raro ya.
-  ¿Por qué, creíste que era serio?
- No sé. Preguntaba por que no sé. Hace un par de horas nosotros no nos conocíamos. No sabía de tu existencia. El Javier solo me dijo que tenia que venir a la casa para abrirte la puerta.
- ¿Te hice venir? Me pregunta con tono de preocupación
- ¿de donde?
- No sé po, de donde estabas cuando te llamo el Javier.
- A no… no fue molestia, si solo estaba en una plaza. Su marivuelta.
- igual debo confesar, que al principio te estaba puro cagando la onda.
- ¿por qué?
- Es que el Javier, insistió que me viniera a la casa. Que tu estabas por llegar. Eso, pensé que el Javier te había obligado a venirte a abrirme la puerta.
-No. Tranqui. Si ya me venía para la casa.
- Bueno en todo caso yo a ti conocía.
- A ¿mí?, ¿de donde?.
- O sea no personalmente. Eso, tu no me conocías, pero yo a ti sí.

Nos quedamos mirando. El sonido de la lluvia inundo la escena. La música ya había parado hace un rato. Ella me dice que todavía no le leo nada, de lo que he hecho. Tomo aire profundamente, como si estuviera agotado, antes de responderle. Me quedo en silencio, tratando de ordenar mejor lo que diré, pero suelto – pero si te pase un par de cosas- ella me responde que no es lo mismo, que lo lea el autor – a demás, me imagino que tu sabrás que mostrarme- No dije nada más. Ella tenía razón y entro en el jueguito. Me paro al computador y lo pongo en la meza. Voy a la carpeta donde respaldo todo lo que hago. Cuentos, intentos de novelas, poemas, narraciones, todo, mesclado y desordenado. Mira estos son dos poemas, cortitos y que van juntos.

Mal Poeta:
Hoy día me dijeron
Que era un mal poeta.
No sabía rimar, dijeron.
Sabes otra cosa que no rima.
Tu y yo.

La Macarena me aplaude y tiene una pequeña sonrisa dibujada al rostro.

Confesión de un mal poeta:
No me gustan mis versos.
Nunca me han gustado.
Son fríos, sin sentido.
Sin imaginación
Como tus besos.

- Pero a mi me gustaron.-me dice - no eres un mal poeta.
- pero no lo hay leídos todos.
-  ya suéltate otro.

Rencuentro de una noche de mayo:

En mi esfuerzo de volver
Quede atrapado
Algo olvidado
Algo que esta ahí
Pero creo que no
Vuelvo a la quietud
A lo naranjo del pasado
A lo silencioso
Un poco como yo                  
Un poco bastante.
Vuelvo a la raíz de lo inexistente
A lo incognito
Lo quieto.
Vuelvo a la empezada
De una de zombis
A los vampiros y otros monstruos
Que no hacen mas daño que una copita de vino.
A la línea de guerra
Que es dura y mucha
Un tanto olvidada
Un tanto confusa
Vengo con otra carga
Pero tu eres otra.
Tu, tan solo tu.
Esquiva, mañosa, fría.
Tan solo tu
Tan solo
Yo

- Ya. Dejémoslo hasta ahí –digo – ya no tengo mas poemas buenos y lo otro, son mas largo y no te quiero latear.
- Pero si me gustaron, ya po. Léete algo más
- No dejémoslo hasta acá, quiero irme invicto.
- ya po no sea’i así… Ya esta bien, pero me vas a tener que decir quien es la mujer que aparecen en los poemas.
- Yaaa… pero como…
- ¿es la misma o son varias distintas?
- Bueno… de hecho es una misma persona.
- y ¿qué paso con esa persona?
- No mucho. La verdad.
- pero, ¿fue una ex?
- No la verdad. No alcanzo ser nada. Ahora solo una figura, un fantasma.
- Tienes cosas no resuelta con ella.
- No. Nada, la verdad. Cero, pero me da risa. Un poco la situación. Hablando de ella o no hablando, pero ahí va estar, cuando lea mis poemas.
- Ojalá yo estuviera en un poema o en un cuento. No sé. Que quede la impresión, un instante de ti, para siempre, pero no todas somos afortunadas.

Ella me mira, pero yo no le contesto. Saco otro cigarro de la cajetilla y luego le ofrezco y ella me lo acepta – Bueno, eso. Igual me podí decir niña y todo lo que quera’i, pero igual encuentro romántico, que te escriban. Sobre todo en algo así de bueno o serio. – puta... demás que sí. Si igual el acto en sí (poema), es romántico. Ella se ríe. Me preocupo un poco, si habré sonado como un pedante. De seguro soné así. Ella me dice que ya le dio sueño, que se irá acostar, que se va lavar los dientes. Va al baño.

Recojo la mesa y llevo todo al fregadero. Pensé por un momento e dejar todo así y solo retirarme, pero la idea de lavar mañana, me supera. Si que empiezo a lavar la loza. En un momento paro, porque la Macarena me grita algo desde el baño. Le grito de vuelta, pero sin entender nada, en eso se escucha un ruido en la puerta. Se oyen voces y el tic, tic, tic, de una llave que no entra en la cerradura. Un shhhh, se escucha desde fuera, cuando por fin, la llave puede dar con su objetivo. Entra el Javier, todo curao y volao. Hace un gesto de calma – me queda mirando- y se voltea hacia atrás y vuelve a ser shhhh a alguien que no logro ver, por la puerta que se interpone. – están durmiendo parece- dice Javier, a pesar de haberme visto. Luego entran los dos. Viene con la Chini, que viene tratándose de aguantar una carcajada. Javier se me acerca – hola po wueoncito- y me da un beso y me abraza. – deberías haber ido. Lo pasamos la raja. En eso sale la Maca, del baño y se encuentra con esta escena. La Chini la saluda y luego me va a saludar. – ¿Se van a ir acostar ya?- pregunta Javier - por qué traje vinito –continua – Con la Chini, ni cagando lo bajamos solos. Ellos nos quedan mirando como niños esperando que le digan que si a un juguete. La Maca, se escusa con que recién se lavo los dientes, pero que los acompaña. – y un pito no te tinca- interviene la Chini. La Maca, relajada como siempre, contesta con un simple ya po. –que no se diga mas- Javier, mientras saca tres copas. De repente todo fluye y todo muy normal, que pareciera que todos saben lo que pasa, como si estuviera todo predeterminado. Yo, seguía sin entender nada, pero ya había terminado de lavar la loza.

El Javier se me acerca y me dice en voz baja. –chucha… se me había olvidado, la Maca, wueón- y se caga de la risa y vuelve a la mesa, donde se sientan los tres. Yo me uno a ellos enseguida y me siento que me están jugando una broma, que en cualquier momento van a salir las cámaras, diciendo que había caído y que saldría en el tvn o algo así, pero la verdad, nada mucho sucedía. Javier sirve el vino, mientras la Chini, empieza a enrolar uno. Javier Pone a Raúl Blades y comienza a contar, en que época salió el tema, de que se trata y la significancia en época y tiempo. Todo muy meticuloso, muy estudiado y eso es lo que tiene Javier, lo hipnótico. Sabe como conversar. Le sale fácil y encanta. A la vez, va leyendo su entorno, de forma sublime y así mantiene todo en orden, que nada parecía incomodarlo. La Chini enciende el pito, le da unas quemas cortas, pero rapiditos.  Lego me lo pasa – ¿son de raza? –pregunta la Maca. La Chini contesta con un simple si, pero no logra acordarse que era exactamente, pero el Javier al toque dice que son Jack Herer. A Macarena parece calmarla esta respuesta y me recibe el pito y le da una quemada. Javier hace lo suyo, pero no aguanta mucho tiempo el humo y lo bota todo el humo, lo contrario a nuestro acto de magia con el bong- Sativa- dice – si po, hicimos hasta una mano. Te tengo que contar, pero por que no fueron. Lo pasamos la raja. –si deberían haber ido – se mete la Chini – hubieran visto como terminamos-  se ríe- El Rodri, hubieran visto a ese wueón. –¿por qué? ¿que onda? –pregunto, solo, porque me dio risa, la risa de la Chini – Se puso a hablar con unas minas Alemanas – Me dice el Javier, aguantándose la risa. – Si po, pero dile que se puso a mentir y que les chamullaba en alemán- interviene la Chini. Continua – sipo, decía que vivía en Villarrica en un bosque y que había ido Alemania, pero caleta de rato después, las minas le preguntaron hace cuanto que no iba y el loco dijo que había ido cuando tenía como cinco años.- La Chini se caga de la risa. Que por cierto muy contagiosa y de una manera muy particular. Muy Aguda, muy fuerte, que va desapareciendo y solo se le ve el gesto de reír. Cerrando esos ojos chinos, que casi no se ven.

Ahí empiezan entre los dos a contar, con lujo de detalles de ese espectáculo. Por supuesto, el Rodrigo se les acerco y termino engrupiéndoselas hablando de cervezas. Que por supuesto las minas sabían del tema, pero a pesar de ver lo patético que se puede poner un hombre por un par de rubias, había sido la raja, por que ellas se habían sacado un par de pitos para todos. Estaban buenos. Que después, adentro no pasaba mucho y Rodrigo insistió en que fuéramos a bailar salsa. Las minas no tenían ni idea de que era lo que les estaba hablando Rodrigo, pero con salir a bailar, igual se motivaban. Terrible aperradas las minas – comenta la Chini- En eso le preguntamos al Rodrigo, donde hay un lugar para Bailar salsa, acá en Temuco. No sé, nos dijo, esperaba que la Chini supiera – yo ni idea- Entonces, insistió a que fuéramos a la disco, pero a nosotros no dio paja y así en una discusión, donde las minas no tenían ni idea de lo que pasaba. Empezamos a caminar y ellas a cada rato preguntando a donde vamos, hasta que nos decidimos ir a “la vida”(bar). Alguien había oído que iba a estar la Negra Roots. El Rodrigo todo el rato hablándole en ingles y en palabras mas precisas en alemán. También cabe mencionar que Rodrigo llevaba como tres litros  y dos pitos de la muerte. Si que estaba siendo un poco patético, pero de una forma agradable y a la vez algo tierno – según la Chini, para Javier era todo un galán- En la vida, nos encontramos con todos los vampiros. El Carlo, andaba con weed para vender, que a todo esto, también, ahí haciéndose el lindo, porque o si no jamás hubiera soltado uno, si que ahí el turco ese nos asalto, pero el se saco un troncho, para lucirse y entramos a la vida. Adentro estaba la cagá. Mucha gente. Pero los cabros están tocando la raja, todos muy prendido, si que ahí fuimos a la barra para comprar y el Rodrigo se compro un ruso blanco, jurándose de “Dude”, todo relajado y volao. Nosotros compramos unos terremotos y nos pusimos a bacilar donde pudimos. El Rodrigo dio la vida en la pista de baile. Es que tenían que verlo.  Igual termino mas curao con ese trago el wueón. En un momento se nos desapareció caleta de rato. Después lo pillamos en el baño. Se había quedado dormido. – ¿Cagando? – pregunto.
No me dicen- dicen que no cachan. No le quisieron preguntar. En ese tanto las minas ya estaban puestas si que decidieron pedir un taxi y virar. El Rodrigo quería puro irse, pensando que las podría pillar. Si que nos fuimos. Por supuesto afuera, nos pillamos con los mismos, hablando de lo mismo. El Rodrigo se quedo, según el a seguir vacilando, segundo aire decía, mientras reía. El Javier antes de salir se robo un vino, de una mesa, recién se los habían llevado, y este wueón, se lo flaitea. -  Bueno, había que hacerlo –Se escusa Javier - No podíamos llegar sin nada para la casa - y ustedes, ¿qué hicieron? - Pregunta fríamente la Chini.

La pregunta nos vuelve a la realidad, pero ni alcance a mostrarme nervioso, cuando la Maca interviene – No mucho la verdad, fumamos y nos tomamos unos vinitos. Me estuvo engrupiendo con sus poemas – tiene como una risita nerviosa – después el Felipe, me cocino, por que me dio bajón y eso. Estuvimos hablando, mas que nada. – La Chini me queda mirando, como diciendo “que picaron que sos” –yo intervengo, que no es preciso que le haya cocinado a ella. La Chini me rata que no sea un awueonao, quitándome caballerosidad.
Javier pregunta si queda comida. Le digo que en la olla, le pregunta a la Chini si comería. Ella dice que si, si que el Javier se para y se dirige a la cocina. La Chini, se para y se escusa diciendo que va al baño. Javier se acerca y se disculpa, diciendo que no sabia que se iba a pillar a la Chini y menos en volver con ella, pero la Maca le dice que se tranquilice – mientras ella toma mi mano y se acerca. Muy cerca. Me mira – entonces vamos a tener que hacer, que esto parezca real.- y me roba un beso. Despacio. Intenso. Un beso que no era para mi.

- Que se ven lindos chiquillos. Nos dice la Chini a la pasada, mientras que va a ver al Javier que ya se había ido a la cocina – ¿te ayudo en algo?. Le pregunta
- No, gracias. Anda a sentarte. Esta todo en orden. Se le oye al Javier, con voz serena.

La Chini vuelve a sentarse y me pregunta que había cocinado. La Maca, quien todavía no me había soltado la mano, que con sus dedos, de a poco descubriéndome; le contesta – fideos con un salteado de verduras a la crema. –Que rico… el Felipe cocina la raja.

El Javier a parece con dos platos. Volvemos a servirnos vino. Esta vez la Maca acepto una copa. La Chini nos bombardea de preguntas, ¿cómo nos habíamos conocido?, ¿hace cuanto que estamos así?, como si nos estuviera poniendo a prueba. Javier desvía la tensión, diciéndole que no sea metida. Que ya habrá tiempo, mientras nos queda mirando. – Mas vale que cuidí al cabro- dice la Chini a la Maca. Javier le da un pequeño tirón hacia el y le da un beso, algo fugaz, pero intenso. De un momento a otro se tensa el ambiente, por el silencio que se produjo, tal vez, por que no había nada mas que decir. Tal vez era muy tarde. La Maca, me dice que se va a ir acostar. Me pregunta por mi pieza, como si no supiera. Se despide de todos. Me agarra del cuello y me roba otro beso. Hace una mueca, queriendo ser una sonrisa y se va alejando de a poco.

Ahora los tres. Sentados en la mesa. Escuchamos música en silencio. Los chiquillos ya habían terminado de comer y la botella de vino, ya había desaparecido. No a pasado mucho tiempo, pero el tiempo pareciera que no avanza. La Chini, comenta que hubiera sido bueno jugar al cacho. Que de cuatro hubiera sido bacán, pero ya es tarde y a decir verdad, estábamos todos raja. La Chini, me dice que no sea pavo y que no la haga esperar. Me cierra un ojo. No miro al Javier, pero una voz apagada y lejana, parecida a la de el, dice que le haga caso y con un simple – es verdad – me paro y camino hacia mi pieza. Cada paso, cada respiración al caos. Detrás los dejo y abro la puerta, muy despacio. La Maca esta acostada en mi cama y parece muy tranquila. De bajo de mi cama, tengo un segundo colchón, mucho mas pequeño, que mi cama, En caso de alojar a alguien.

- ¿qué estas haciendo?. Escucho la voz de la maca, casi como un susurro.
- ¿Te desperté?..., me acuesto.

Silencio. Puedo escuchar mi respiración, pero no, la de ella. – No – responde y volvemos a quedar en silencio.

- No, ¿que?. Pregunto.
- No, a ninguna de tus preguntas. Me dice. –No me despertaste. No he dormido.
- ah… Contesto. Como un torpe.
- ¿No te vas a venir acostar conmigo?

Ella se corre hacia un lado de la cama. Dejo las cosas ahí mismo. Todavía con cierto sentir de engaño. Esto es una trampa. Cauteloso, como un gato, me acerco despacio entre la oscuridad. Finalmente me acuesto. Su pierna busca a la mía. Se da vuelta y pone du cabeza en mi pecho. Le hago cariñito en el pelo. Quedamos por un rato en silencio, pero la maca lo quiebra y de un voz dulce y débil de sueño, me pregunta como estoy. Después de todo, nada de esto estaba planeado. Pero que en el fondo, ella siempre lo supo. Que estuvo apunto de no venir. Le pregunto que fue, lo que la convenció, pero estaba mas decir que fue Javier y por eso estamos los dos aquí y ahora. Ella se disculpa por lo besos, pero se arrepiente enseguida. – Besas bien- me dice mientras sigue apoyada a mi pecho – Tu corazón esta cuatico, lo puedo sentir.
Yo igual le pregunto si sabía que había vuelto con la Chini. Ella me dice que no, pero, como me decía, ya lo veía venir, el Javier había marcado distancia por un tiempo, pero que le habló hoy y la termino convenciendo. A demás, no quería exponerse a estar con el, en el lagerhouse, esta rodeado de chupa sangre y deslenguados. La gente puede ser mala a veces. Sobretodo sin conocerte. Luego dice que el Javier la hace reír. Nuevamente queda en silencio.

Suspiro y dejo caer mi cabeza en la almohada y la Maca comienza a besarme el cuello y va subiendo de a poco, hasta encontrarse con mis labios y nos besamos despacio. Delicadamente. Ella se vuelve alejar. Nos quedamos mirando. Ella me pregunta, si siempre tengo la mirada triste, como en toda la noche. – No lo sé – respondo con sinceridad. Me vuelve a besar y se sube encima mío y empezamos de a poco, muy lento a frotar nuestros cuerpos, hasta que ella agarra mi pene y me masturba. En un movimiento hago que intercambiemos y bajo sus calzones, pero no por completo y levanto sus piernas y me meto entre ellas y paso mi lengua. Entre jadeos, me pregunta si tengo condones, pero me cuesta salir de su vagina – En el cajón – y vuelvo a lo mío. Ella trata de alcanzar el cajón, pero no le hago la pega fácil. –espera, espera-  me dice. Nuestras respiraciones cada vez mas agitadas. Ella me abre el condón y me lo pasa. Me besa y me dejo caer con ella, con su mano me ayuda a terminar de bajar el condón y agarra mi pene fuerte y me tira hacia ella. Va de a poco. Va controlando el ritmo. En eso la doy vuelta y me agarro de su pelo y acelero el ritmo. Sus gemidos mas frecuentemente. Hasta que desvanecí, como una estrella fugaz. Ella se acurruca a mi lado y yo la abrazo y de apoco nos quedamos dormimos.

Al otro día despierto solo. Era tarde. Eran alrededor de las dos de la tarde. No había nadie en la casa. En un cenicero encuentro un pito hecho, intacto. Lo enciendo. Voy al refri a ver si hay algo de comida, pero no había nada listo. Me da lata cocinar. Tomo el computador y me lo llevo a mi pieza. Todavía están, los platos de los chiquillos, de la madrugada. Fumo el pito tranquilo. En mi cajón me doy cuenta que hay una pequeña nota: Me tuve que ir. No quise despertarte. Por fin te veías en paz. Macarena.

Pienso en si la volveré a ver y en como termino todo y lo raro que fue. Pienso en Javier y si me tiene algo que decir o si nunca me dirá nada. De todas maneras necesitamos hablar y aclarar cierto asuntos. En el reflejo de la pantalla, puedo verme y me fijo en mis ojos, a ver si podía ver algún rasgo de tristeza, pero creo que tengo la misma mirada de siempre y no sé, si yo le llamaría tristeza a mi mirada, porque creo que esta vacía.

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