Redolés me deja pal pico. No solo ahora, pero mucho más en
este último tiempo. Eso es lo que pienso, mientras camino, en la soledad de la
noche. A empaparme de ella. Tal vez a solo encontrar la bellezas de las cosas.
Caminar, pensar.
Dentro de este mes, las caminatas nocturnas, han ido
aumentando. No estoy seguro, si ya me acostumbré al invierno, o es porque ya se
esta acabando. Pero he estado saliendo más. Invernar ya me esta desesperando.
Tengo que despejar toda esta cosa, culpa, enredos y confusión que hay en mi cabeza y es eso, lo
que me gusta de vivir acá. De volver a lo desconocido, a lo incognito, al
pasado pisado. Todo confuso. Todo, pero solo el caminar de estas horas de la
noche, me calma. Me relaja, pero a la vez, me pone muy triste.
Me siento en una banca a fumar un pito. Me voy a la plaza
que esta entre la calle lago Calafquén y Triburcio Saavedra. Nunca supe el
nombre de la plaza, antes del autoexilio, menos ahora, pero siempre me ha
gustado la plaza. Es grande, tiene varios arboles gigantes, desnudos.
Imponentes y a un lado de la plaza a un camino de piedras, que me gusta caminar
por allí.
A mi alrededor se ven las casas con las luces a pagadas.
Solo un par, que tenían alguna luz rebelde, pero cada vez mas escasas. Cuando
hago sonar la piedra de mi encendedor, que se escucha por todos los rincones. Ni
un treilé suena a lo lejos, pero poco importa, menos este momento, sin ninguna
relevancia para el mundo. Un tipo que sale en la noche a fumarse un pito, para
poder ordenar sus ideas - que original -, pero nadie es original, no en esta
parte de la historia.
Reviso mi celular, con la esperanza de un mensaje tuyo, pero
bueno, como dicen, la esperanza es lo último que se pierde y tal vez, debería
ser lo primero. La esperanza, no es mas que posibilidades, algo ingenuo. No
podría. Moriría con la esperanza y no quiero morir así. Justo en este instante Redolés
dice: No necesito de tus bostezos, para saber que tu sudor, se cansa de mi
hablar -Serás tu destino, tratando de decirme algo.
Me rió, por que me acuerdo que un compañero de la
universidad, que, no me creía mis batallas contra el destino. A veces ganaba.
Generalmente perdía y sigo perdiendo. No puedo ganarle al destino, mucho menos
a Dios. Ni si quiera lo intento; y si esto no es el destino, no se que sería,
pero seguiré esperando. Al final, no es el fin del mundo y mientras no sea
literal, que wuea destino culiaó. Nos enfrentaremos una y otra vez.
Hace un poco de frío y las ramas se mueven y silban, las
nubes corren, pareciere que lloverá. Otro indicio del destino, pero estoy muy
en la “tranqui”, como para moverme de acá todavía. No hay nadie. Ni perros, hay
esta noche. No he visto a ninguno. Igual me inquieta un poco, pero debe ser que
con esto (pito) me vuelvo algo paranoico.
Suena el celular. Rodrigo esta llamando. Le contesto.
- ¿Aló?. ¿Aló?. Escucha la voz de Rodrigo.
- Si, ¿aló?, si, si… hola. Contesto, sin escuchar muy bien,
por el ruido, que hay al otro lado de la línea
- Buena… ¿en que estai?. Pregunta con entusiasmo.
- En nada, la verdad. Salí un rato a fumarme un pito y me
devuelvo para la casa.
- y ¿no estai carretiando?. Con tono de sorprendido.
- No. Tratando de dar énfasis en el sarcasmo.
- Pero, si es miércoles. No podí ser así de funao. (le habla
a una tercera persona) Dile a este wueón que se venga nomás.
- Pero si son la una nomás. Suena de fondo, a través de la
línea.
- Eso le dije – contesta Rodrigo – Yapo, vente, te estamos
esperando con Javier, ¿cómo?, espera te dejo con él.
- oye wueoncito – se escucha la voz del Javier
- ¿Qué pasa? –contesto.
- Vay a venir a carretear o te da paja wueoncito?
- Puta… no cacho. Es miércoles.
- Eso es, lo que te estamos diciendo hace rato.
- Pero son la una.
- Ya, ¿y…?
- No sé…, mira para ser sincero. No creo que llegue.
- Wueón, no seai así. ¿hace cuanto que no, nos vemos?
- ¿de hoy en la mañana?. – Contesto con un tono sarcástico.
- ¿De hoy en la mañana?. – responde Javier- de hoy en la
mañana.
- Sí, de hoy en la mañana, te vi antes que salieras a
trabajar. Vivimos junto. Que te pasa.
- Mirá wueoncito. Yo en la mañana era joven y ahora soy un
viejo culiaó… ¿cómo paso esto?
- Qué tiene que ver eso, con todo esto. No pienso ir.
- ¿a dónde no piensas ir? – salta el Javier
- ¿Como que a donde?
- a carretear con
nosotros, po pollo… Ya no sea’i gil.
Mira, que te tengo una misión si es que no llega’i a carretear con nosotros.
- De que me esta’i
hablando Javier. Que misión ni nada. Estoy muy tranqui. Me voy pa la casa, no
vemos mañana supongo.
- ¿Me esta’i llamando tu, a caso? – Responde furioso
- ¿Que wuea, te pasa? –contesto algo sorprendido.
- ya perdón. Son tallarines nomas… pero si te tengo una
misión si te vas para la casa. Mira, lo que pasa es que, se va ir a quedar la
Maca y bueno. Yo le dije que volvía. Pero tu y yo sabemos que eso no va ser tan
así… y bueno eso, po. Para que le abras la puerta, en realidad. ¿por favor?
- ¿Quiñen es la maca?. Pregunto, sin entender nada.
- ¿qué… como… quien es la maca?, por favor. No podí ser así,
tan cara raja.
- Que chucha te pasa… no sé po. Tu ayer, ¿no estabas con la
chini?
- Eso… vamos peras con manzanas… La sociedad esta
construida, sobre pilares tan débiles, desde la fé. Que ya me dan risa…
- Oye… ¿qué wuea te pasa?. ¿te estas engrupiendo a una mina?
- No, pero estoy conversando al lado de ella… Bueno, pero
eso no es lo que estábamos hablando. Puedes abrirle la puerta y dejarla entrar
a mi pieza. No va a salir de ahí. Eso es todo. Sencillo.
- ehm… bueno, filo… solo que se pueden pedir de otra forma.
Eso es todo.
- eso es, un ¿si?.
- si obvio que si, ¿cómo a que hora va a llegar?
- mmm… como hace 3 minutos… atrás. ¿estas cerca de la casa,
cierto?
- pero wueón, ¿que voy hacer con la mina, durante todo el
tiempo, que no estís?
- ¿Qué wuea?, que querí hacer. Mal amigo. Cochino.
- No te ponga’i grave, si no es panto.
- Bueno… lo mismo. No te ponga’i grave.
- Ya… filo, me voy a
ir abrirle. ¿pero vas a llegar pronto?
- si… pronto. Si me tomo un par de chelas y me voy, en todo
caso, yo ya hable con ella, y cacha todo, si que no hay drama.
- Ya wueón, ahí hablamos, iré abrirle la puerta, a la Maca,
¿cierto?
- Si. Maca, aunque le dicen Claudia
- ¿Claudia?
- No sé por qué. Es muy raro… Ya wueoncito, te pasaste, Me
salvaste la vida. De Nuevo. Nos vemos en la casa. Ahí conversamos bien y te
cuento todo, con mas calma. Chau
- Ya, chao.
Al colgar siento alivio y respiro un poco mas tranquilo.
Empiezan a caer las primeras gotas de lluvia, que hace que me mueva del banco,
donde estaba sentado. Miro a mi alrededor, pero siento la misma soledad de antes,
pareciera que nada a cambiado. La nubes ya cubrieron el cielo y el viento se
hace cada vez mas fuerte. Cambio a Redolés y pongo a Bill Evans, tal vez es mas
acorde para esta noche de lluvia.
Camino por la avenida Pablo Neruda en dirección al estadio. Un
par de autos pasan a toda velocidad, pero después de pasar dejan ese silencio,
que solo produce un miércoles de madrugada. Sigo caminando y los arboles se
mueven y empiezo a sentir el olor a tierra mojada. Mis pasos van acelerando,
producto de la lluvia, que ya no es tan inocente, como en el comienzo y llego a
la plaza mas “segura del mundo” y allí distingo la silueta de una mujer
fumando, que revisa su celular y solo esta concentrada en eso. Llego al portón
de la casa y saco las llaves, cuando en eso, la mujer se me acerca y me
pregunta si conozco al Javier.
- Tu debes ser la Maca, ¿cierto? –Le pregunto, con algo de
desconfianza
- Si, soy yo, la misma. Responde
- ¿Estabas esperando mucho rato?
- No… había llegado
recién la verdad, hace como cinco minutos, o sea alcance a fumarme el cigarro y
apareciste. Hola
Nos saludamos de beso.
- Hola… Bueno, yo soy Felipe. Vivo con el Javier
- Si, ya sé. El Javier siempre habla de ti
- Espero que cosas buenas. Le digo, mientras abro el portón
y caminamos, para llegar a la puerta de la casa.
- Jajaja, si puras cosas, buenas. Me dijo que escribías y
que pintas, que eres un artista.
- Claro. Algo así. Respondo mientras abro la puerta y le
hago un gesto para que entre
- Pero exactamente, ¿qué es lo que haces?. Me pregunta
mientras se instala en uno de los sillones del living.
- Bueno, escribo, cuentos y poesía, pero no soy muy bueno…
también hago cuadros, pero la verdad son collage, con trozos de revistas y voy
formando distintas imágenes. Oye, un café, té o algo. Le ofrezco mientras me dirijo a la cocina.
- Ehm… puede ser un café.
- Tengo vino también. Le grito desde la cocina.
No hubo respuesta inmediata, mientras yo sigo buscando en
los muebles tazas y café para poder llevar al living, pero al darme vuelta, la
veo parada en la puerta de la cocina. Observándome, como si me estuviera
analizando o poniéndome a prueba.
- Un vinito, no estaría malo. Me dice.
- Vino. Entonces, mientras dejo todas las cosas en su lugar.
Saco un par de copas y le digo que me espere en el living, y
voy a buscar una botella de vino que tengo guardada en mi pieza. Al entrar al living, ella me espera, sentada
en silencio y en su mano tiene una fotos que estaban en la meza.
- Estos, ¿son tu y el Javier?.
- Si, somos nosotros en el colegio.
- jaja, el Javier no ha cambiado nada.
- No, todavía tiene la misma cara… ¿Te gusta el carménère?
- Si, de hecho es mi favorito
- Buena. Igual el
mío.
Tomo el saca corcho y procedo abrir el vino.
- Igual no puedo creer, que seas tu el de la foto
- Si. Cambié arto desde que salí del colegio. Estoy mucho
mas gordo.
- o sea si…
- jaja, gracias por la sinceridad.
- Si pero, no es solo
eso. Tuviste un cambio radical, o sea te vez súper distinto
- Bueno, en todo caso, es verdad, si que no te preocupes, ya
lo tengo mas que asumido.
- No, pero igual lo digo en buena, ahora tienes cara de
hombre.
- chucha… gracias, supongo. Respondo con tono de
incomodidad.
- ya, pero no te lo
tomes así. Si te lo digo porque creo que te hicieron bien los años. Estas mucho
mejor.
- Gracias.
Sirvo el vino y nos quedamos en silencio. Un poco incomodo,
pero corto. Para cortar la tensión le pregunto si quiere escuchar algo en
especial, mientras conecto mi computador al equipo de música, pero ella me dice
que yo elija. Nunca se que poner, tengo mas de cien gigas en música, pero trato
de no demorarme tanto en elegir, si que pongo un disco de café Tacuba.
- Oh… la wuea vieja, hace tiempo no escuchaba café Tacuba.
Me dice
- Bueno, no sabía que poner y me pareció adecuado. Si
quieres lo cambias
- No tranqui, esta
bien. Me gusta.
- oye y que onda el Javier,
¿en qué quedaron?
- Puta no mucho… me dijo que iba a estar un rato en
lagerhause, con ¿el Rodrigo?, bueno, no se bien con quien, la verdad no lo
conozco, pero que se iba a venir, pronto.
- dale, ojala sea así.
- ¿Por que?, ¿te estoy molestando?
- No para nada… lo digo por que este wueón, puede resultar
un mentirosillo.
- Jajajaja. Si es verdad… Oye a todo esto tu fumai, ¿cierto?
- ¿Cigarro?
- No… marihuana
- Si… también.
- Puta es que tengo,
pero soy la peor, no tengo ni moledor, ni papeles.
- Ya, pero ese no es problema. Yo tengo ambas cosas. Además
tengo un bong, no sé, que prefieres.
- ¿Enserio?.- Algo sorprendida – Si dale.
Me paro, y me dirijo a la pieza, a buscar las cosas y
regreso. Me siento al frente de ella. Le dejo las cosas en la mesa de centro y
por primera vez me detengo a mirarla, mientras que ella saca de su cartera una
caja de anilina, donde guarda su marihuana y procede a moler. Sus ojos de color
pardo tienen un dejo fragilidad. Ella me pasa el bong, pero le digo que ella
tenga el honor de fumar primero, mas que nada ella se esta auspiciando. Ella
solo sonríe delicadamente. Toma el encendedor, y hace sonar la piedra un par de
veces y de ahí el sonido del agua, burbujeante, de agonizo. Se puede ver como
el bong de a poco, se va llenando de humo. Suelta un dedo y todo el humo
desaparece de un gran golpe. Como un truco de magia, una ilusión. Aguanta y me
lo pasa. Noto que sus ojos cambian. Un
poco de tristeza, nostálgicos, característico de algunos volados. Yo repito el
procedimiento, pero toso, pero aun así trato de aguantar todo ese humo, para
tratar de botarlo con calma. Siento como toda la tensión, se va yendo y queda
mi cuerpo relajado y mi mente mas vaga. Con la confianza de que nada puede
salir mal. Nos Quedamos en silencio. Siempre incomodo y en mi casa, pero bueno.
Inseguridad, es otra forma de decirlo. No voy a ser nada para cambiarlo. No
ahora, tal ves mañana y quedo mirando fijo la foto, que ella estaba viendo.
Pienso primero en el viajero del tiempo, pero, la verdad es la memoria, lo
importante ahí.
- Oye. ¿cuál era tu nombre?. Me dice de la nada – es que se
me olvido, pero te juro que no se me olvida de nuevo.
- Eh… Felipe. Digo, como si me hubiera golpeado la realidad.
No se cuanto tiempo ha pasado, ni de decir mi nombre.
- Dale. Felipe, si po. Si me lo dijiste en la entrada. Oye ¿querí
mas?
- Si, dale. Gracias. Sonrío de gañan que soy.
Ella saca un poco mas y llena de marihuana y vuelve a fumar,
y me lo pasa. Esta vez ella tose. Luego se para y me pregunta como y donde
puede elegir música. Le doy las indicaciones.
- pero tienes mucha música. Me dice sorprendida. -no sé que
elegir.
- Si. Eso pasa, generalmente, pero ya estas ahí, si que
tienes que elegir nomás.
- Ya, si creo que lo
lograré, pero dame tiempo. Voy a poner esto por mientras.
Deja sonando Amar Azul y comienzan a cantar – Yo tomo licor,
yo tomo cerveza y me gustan las chicas -
y se caga de la risa – como tienes estas cosas todavía- se vuelve a
cagar de la risa. Ella me da la espalda, pero se que tiene una sonrisa,
mientras sigue buscando. Vuelve a cambiar a David Bowie, excusándose que ya no
soportaba otro Amar azul. Murmura algo que no logro escuchar bien. En eso para
la música.- Mira como lleve- y nos quedamos escuchando la lluvia. Como caían,
Miles de ellas. Kamikazes. Golpeando el techo de zinc. – Ya ahora sí – dice.
Mientras suena Gorillaz.
Ella se vuelve a sentar.
- Felipe. Me dice como si preguntara. – oye y me puedes
mostrar algo que hayas hecho tu.
- ¿Algo mío?. Sorprendido.
- Si… pero si no, relajado. Era de curiosa.
- No es que… si se puede. Obvio. Es que no lo vi venir. ¿Por
que quieres leer algo que haya hecho yo?
- No sé… el Javier dijo que escribías y que pintabas, que
eras un artista. Que a el le gustaba las cosas que hacías tu.
- Si claro, espérame.
Me levanto y me dirijo a la pieza. Saco un par de cosas
encima de mi escritorio y vuelvo. Las dejo en la mesa. Le pregunto si tiene hambre, a lo que me
responde con un – si… me dio el bajón igual – Ya dale. Respondo. Voy a ver que
hay y te ofrezco.
- No pero si es así, no te preocupes.
- Pero si vamos a comer igual. Contesto.
- ¿Querí cocinar a esta hora?
- ¿Por qué no?. O ¿es muy tarde para comer?
- O sea si te motivai la zorra.
- Por eso, te digo. Se rié. – Igual algo fácil, unos
clásicos tallarines. Con crema. ¿te tinca?.
- Si… mucho.
- Claro, como no. Ya po. Mientras revisas esas cosas, yo me motivo en la cocina.
- Si. Bacán...
La dejo en el livig, revisando las cosas que deje en la
mesa. La cocina estaba a un par de pasos. Incluso estando acá puedo ver como
esta examinando una carpeta con dibujos.
- Oye tení un puchito, que a mi se me acabaron.
- Si... Mira. Por allá esta mi pieza. La segunda, por el
pasillo. En el escritorio. Deberían estar.
La veo pararse y desaparecer. Yo comienzo a revisar, que
puede haber. Esta todo congelado y ahí a descongelar, chao. En el refri, me
fijo en las verduras, zapallo italiano, zanahoria, Morrón, Brocoli,
Champiñones. Todas para ganar, todo esto con crema. Maravilloso. Comienzo a
picar todo, mientras hierve el agua. Aceite, Ajo, cebolla. Morrón. Un poco de
pimienta. Hecho los tallarines. Ella aparece con el cigarro encendido
- ¿Se puede fumar aquí?.
- Si. Mira, ahí de hecho hay un cenicero.
- Oye que huele rico, que estas haciendo.
- Sofrió verduras.
- Le pegai a la cocina.
- Si.. me defiendo. Mientras le pongo un poco de vino
blanco. Para luego echar el brócoli.
- Yo soy super mala para cocinar, de hecho.
- Pero, ¿cocinas?
- Si, pero casi nunca la verdad. Por que me carga, la
verdad. No tengo paciencia. Me da flojera. Prefiero que las cosas estén lista y
ya.
- Jaja… No sé, a mi me relaja igual. Mientras bajo la llama
al mínimo, para que estén su rato. – Me darías una quemá.
- Claro. Me pasa el cigarro. – igual acá están tus puchos.
- Gracias. Si la verdad quería darle dos quemadas solamente.
Le pego la ultima y se lo devuelvo.
- Igual es raro. Me dice
- ¿Qué es raro?
- Que me cociní, nunca me habían cocinado, la verdad.
La quedo mirando a lo ojos, pero ella desvía la mirada a
cualquier parte.
- O sea… igual no te estoy cocinando a ti, solamente.
También voy a comer.
- Jajaja, si, si no lo decía con esa intensión.
- Pero entonces, ¿qué?
- Nada, filo. Ya fue. Lo dice, mientras su vista esta en la
taza y un poco más allá.
- Pero, explica, po. Como vas a esconder la mano, después de
lanzar la piedra.
- Ya no seai, así, si filo… Eso… Me vuelve a mirar. – no me
junto mucho con personas que cocinen, Por lo general compro cosas. Siempre
tengo cosas para bajonear.
- Bueno, es que en
realidad, uno debería tener cosas pa bajonear.
Termino por echar la crema, cuelo los tallarines. Mientras
que ella me habla de sus temores apocalípticos, que nos prepara el futuro, pero
tiene muchas ideas, que muchas veces no termina de contar, cuando pasa a otra.
Tiene ritmo para narrar y rapidez, que yo no logro, sustentar. Me esfuerzo en
escuchar. Tuve pequeñas intervenciones. Una de ellas fue - Esta listo, pasemos
a la meza- Donde ahí continuo. Ya de un rato, pude intervenir mas. Habían
muchas cosas que compartíamos, de lo que estamos viviendo, y como se viene.
Quien esta contra quien. Para qué. La gran máquina. Gran hermano y seguimos
dándole un surtido de wueas a la conversación.
En un momento, ella introduce, de forma muy sutil, la idea,
de que ella es madre, de un pequeñín de tres añitos. Benjamín. Como el Benja
Vicuña, termina por confesar, con inocencia sureña. Le pregunté si su niño, ya
hablaba bien. Ella contesta feliz, como si lo estuviera viendo. Recordando. Me cuenta
que esta orgullosa de su hijo y de los avances que tiene - Ya esta mas grande,
esto un niñito - Mientras me muestra una foto por su celular. Tenia grande ojos
café, parecidos a los de ella. Tenía cara de simpático. Eso hizo que me cayera
bien enseguida. Luego la Maca, vuelve a sacar su cajita y me vuelve a preguntar
si quería fumar mas. Afirmo con la cabeza y voy al computador, con el propósito
de cambiar la música. Le pregunto a donde esta su hijo ahora, con la esperanza,
de no sonar. Castigador. Pero ella solo contesta con su papá y me queda
mirando, un poco desafiante – Tienes fuego- me dice. Yo a lo mas pavo, contesto
con un tonto si. Pero ella esboza una pequeña sonrisa. Tal ves de lo torpe.
Ella fuma a todo pulmón. Aguanta. Me lo pasa. Tose. Ella
trata de decirme, mientras tose, que saque un poco más de yerba. Como un simple
chino (estereotipo), agacho la cabeza y le hago caso. El sonido del encendedor,
la yerba quemándose. El agua. Burbujeando. El acto de la desaparición y
aguantar. Toso yo también. Todo cambia y de a poco me voy yendo a la mierda,
solo un poco. La gravedad ya pesa mas y sin hablar de lo pocho que había
quedado con la comida. Miles Davis, no ayuda para nada en este momento. La
Maca, como si nada le afectara, se niega cuando le pregunto si cambio la música
– no, no… no me molesta para nada- me contesta con humildad. Yo de pajero, y
porque Miles, es mas grande que irme a la mierda, no lo cambio.
- Oye, ¿por qué escribes?. Me pregunta a quemarropa.
-¿Yo?, ¿por qué?. Pregunto como si no hubiera entendido lo
que me acaba de preguntar.
- Ya po, no seai volao. Si tu, o te estay haciendo de rogar.
- Si, si. – despabilando -Bueno escribo, porqué puedo. Ella
pone como una cara de maña, pero la verdad no sabría decir con precisión –sipo,
por que puedo escribir. Eso en primera instancia. Segundo, por que trato de
capturar momentos. La verdad todo me parece asombroso, de cierta forma. Estoy
siempre maravillándome todo el tiempo. De alguna forma u otra, quero plasmar eso.
Además de tener una eterna conversación conmigo mismo. Hay momentos, que solo
valen, por todo lo que se compone. El momento. Eso es lo que vale, para mi y en
eso me fijo. Los momentos. El presente, de otra forma… ¿Oye y el Javier?
- No sé.
- …. Eso, po. No sé… a ratos, creo todo esto tiene
importancia.
- Supongo.
- No sé, la verdad,
no me creas todo lo que te digo.
- ¿Por qué?
- nah, por que… así pienso nomás. Jaja. No sé si hay motivos
verdaderos.
- Yo creo que le estay poniendo color nomás.
- Puede ser.
Ella me dice que la espere. Que va al baño y vuelve. Saco
otro cigarro y lo enciendo, luego cierros los ojos, tratando de relajarme, pero
no puedo. Miro la hora y son las cuatro y media de la mañana. Reviso mi
celular, todo a un ritmo, que tiene cierta gracia. No hay señales de vida. Ni
los tuyos, ni de Javier. Ya a esta alturas suena Black Angels Death Song, de
The Velvet Undeground y la lluvia de fondo.
Nada allá afuera, va querer estar afuera, lo pienso por Javier,
y su pronta venida, que ya demoró mas de lo que pensaba. Es tarde y no he
escrito hoy, aunque nunca es tarde para escribir, pero con visitas, esta
difícil. Estoy lo suficientemente volado, como para poder escribir. Eso debería
ser, pero que tan descortés puede serlo. ¿puedo ser lo, poco?. No sé cual es la
dinámica aquí. La Macarena sale del baño, como si nada pasara, aunque nada
pasa. La actitud, la tiene de defensa. Se sienta, en el mismo lugar. – Me dice
que le dio algo de frío y de sueño- me pregunta por la hora. – veinte para las
cinco- ella ni se inmuto. A veces la siento en otra parte, se pierde en lo
suyo, pero es mas vivaz que yo. Puede cohabitar entre mundos.
- Ya no llego el Javier, o ¿tu creí que llegará?. Me
pregunta.
- Pienso que llegará, pero no me la jugaría decir en cuanto,
cuando y esas cosas.
- Claro, demás.
- Y tu, ¿qué onda, con el Javier?. Pregunto.
- Mmmm… no sé la verdad.
- pero de donde se conocen.
- la otra vez. Estábamos en el lagerhouse y el andaba con
otro amigo, y yo unas amigas. Bueno una de mis amigas. La mati, se le puso
hablar al otro amigo, porque le había gustado y eso, después vinimos a bacilar
acá. Un día que tu no estabas. Eso, nos juntamos de vez en cuando.
- Nada serio, entonces.
- Con el Javier. Ser larga a reír.
- Veo que no… bueno, me parecía raro ya.
- ¿Por qué, creíste
que era serio?
- No sé. Preguntaba por que no sé. Hace un par de horas
nosotros no nos conocíamos. No sabía de tu existencia. El Javier solo me dijo
que tenia que venir a la casa para abrirte la puerta.
- ¿Te hice venir? Me pregunta con tono de preocupación
- ¿de donde?
- No sé po, de donde estabas cuando te llamo el Javier.
- A no… no fue molestia, si solo estaba en una plaza. Su
marivuelta.
- igual debo confesar, que al principio te estaba puro
cagando la onda.
- ¿por qué?
- Es que el Javier, insistió que me viniera a la casa. Que tu
estabas por llegar. Eso, pensé que el Javier te había obligado a venirte a
abrirme la puerta.
-No. Tranqui. Si ya me venía para la casa.
- Bueno en todo caso yo a ti conocía.
- A ¿mí?, ¿de donde?.
- O sea no personalmente. Eso, tu no me conocías, pero yo a
ti sí.
Nos quedamos mirando. El sonido de la lluvia inundo la
escena. La música ya había parado hace un rato. Ella me dice que todavía no le
leo nada, de lo que he hecho. Tomo aire profundamente, como si estuviera
agotado, antes de responderle. Me quedo en silencio, tratando de ordenar mejor
lo que diré, pero suelto – pero si te pase un par de cosas- ella me responde
que no es lo mismo, que lo lea el autor – a demás, me imagino que tu sabrás que
mostrarme- No dije nada más. Ella tenía razón y entro en el jueguito. Me paro
al computador y lo pongo en la meza. Voy a la carpeta donde respaldo todo lo
que hago. Cuentos, intentos de novelas, poemas, narraciones, todo, mesclado y
desordenado. Mira estos son dos poemas, cortitos y que van juntos.
Mal Poeta:
Hoy día me dijeron
Que era un mal poeta.
No sabía rimar, dijeron.
Sabes otra cosa que no rima.
Tu y yo.
La Macarena me aplaude y tiene una pequeña sonrisa dibujada
al rostro.
Confesión de un mal poeta:
No me gustan mis versos.
Nunca me han gustado.
Son fríos, sin sentido.
Sin imaginación
Como tus besos.
- Pero a mi me gustaron.-me dice - no eres un mal poeta.
- pero no lo hay leídos todos.
- ya suéltate otro.
Rencuentro de una noche de mayo:
En mi esfuerzo de volver
Quede atrapado
Algo olvidado
Algo que esta ahí
Pero creo que no
Vuelvo a la quietud
A lo naranjo del pasado
A lo silencioso
Un poco como yo
Un poco bastante.
Vuelvo a la raíz de lo inexistente
A lo incognito
Lo quieto.
Vuelvo a la empezada
De una de zombis
A los vampiros y otros monstruos
Que no hacen mas daño que una
copita de vino.
A la línea de guerra
Que es dura y mucha
Un tanto olvidada
Un tanto confusa
Vengo con otra carga
Pero tu eres otra.
Tu, tan solo tu.
Esquiva, mañosa, fría.
Tan solo tu
Tan solo
Yo
- Ya. Dejémoslo hasta ahí –digo –
ya no tengo mas poemas buenos y lo otro, son mas largo y no te quiero latear.
- Pero si me gustaron, ya po.
Léete algo más
- No dejémoslo hasta acá, quiero
irme invicto.
- ya po no sea’i así… Ya esta
bien, pero me vas a tener que decir quien es la mujer que aparecen en los
poemas.
- Yaaa… pero como…
- ¿es la misma o son varias
distintas?
- Bueno… de hecho es una misma
persona.
- y ¿qué paso con esa persona?
- No mucho. La verdad.
- pero, ¿fue una ex?
- No la verdad. No alcanzo ser
nada. Ahora solo una figura, un fantasma.
- Tienes cosas no resuelta con
ella.
- No. Nada, la verdad. Cero, pero
me da risa. Un poco la situación. Hablando de ella o no hablando, pero ahí va
estar, cuando lea mis poemas.
- Ojalá yo estuviera en un poema o
en un cuento. No sé. Que quede la impresión, un instante de ti, para siempre,
pero no todas somos afortunadas.
Ella me mira, pero yo no le
contesto. Saco otro cigarro de la cajetilla y luego le ofrezco y ella me lo
acepta – Bueno, eso. Igual me podí decir niña y todo lo que quera’i, pero igual
encuentro romántico, que te escriban. Sobre todo en algo así de bueno o serio.
– puta... demás que sí. Si igual el acto en sí (poema), es romántico. Ella se
ríe. Me preocupo un poco, si habré sonado como un pedante. De seguro soné así.
Ella me dice que ya le dio sueño, que se irá acostar, que se va lavar los
dientes. Va al baño.
Recojo la mesa y llevo todo al
fregadero. Pensé por un momento e dejar todo así y solo retirarme, pero la idea
de lavar mañana, me supera. Si que empiezo a lavar la loza. En un momento paro,
porque la Macarena me grita algo desde el baño. Le grito de vuelta, pero sin
entender nada, en eso se escucha un ruido en la puerta. Se oyen voces y el tic,
tic, tic, de una llave que no entra en la cerradura. Un shhhh, se escucha desde
fuera, cuando por fin, la llave puede dar con su objetivo. Entra el Javier,
todo curao y volao. Hace un gesto de calma – me queda mirando- y se voltea
hacia atrás y vuelve a ser shhhh a alguien que no logro ver, por la puerta que
se interpone. – están durmiendo parece- dice Javier, a pesar de haberme visto.
Luego entran los dos. Viene con la Chini, que viene tratándose de aguantar una
carcajada. Javier se me acerca – hola po wueoncito- y me da un beso y me
abraza. – deberías haber ido. Lo pasamos la raja. En eso sale la Maca, del baño
y se encuentra con esta escena. La Chini la saluda y luego me va a saludar. –
¿Se van a ir acostar ya?- pregunta Javier - por qué traje vinito –continua –
Con la Chini, ni cagando lo bajamos solos. Ellos nos quedan mirando como niños
esperando que le digan que si a un juguete. La Maca, se escusa con que recién
se lavo los dientes, pero que los acompaña. – y un pito no te tinca- interviene
la Chini. La Maca, relajada como siempre, contesta con un simple ya po. –que no
se diga mas- Javier, mientras saca tres copas. De repente todo fluye y todo muy
normal, que pareciera que todos saben lo que pasa, como si estuviera todo
predeterminado. Yo, seguía sin entender nada, pero ya había terminado de lavar
la loza.
El Javier se me acerca y me dice
en voz baja. –chucha… se me había olvidado, la Maca, wueón- y se caga de la
risa y vuelve a la mesa, donde se sientan los tres. Yo me uno a ellos enseguida
y me siento que me están jugando una broma, que en cualquier momento van a
salir las cámaras, diciendo que había caído y que saldría en el tvn o algo así,
pero la verdad, nada mucho sucedía. Javier sirve el vino, mientras la Chini,
empieza a enrolar uno. Javier Pone a Raúl Blades y comienza a contar, en que
época salió el tema, de que se trata y la significancia en época y tiempo. Todo
muy meticuloso, muy estudiado y eso es lo que tiene Javier, lo hipnótico. Sabe
como conversar. Le sale fácil y encanta. A la vez, va leyendo su entorno, de
forma sublime y así mantiene todo en orden, que nada parecía incomodarlo. La
Chini enciende el pito, le da unas quemas cortas, pero rapiditos. Lego me lo pasa – ¿son de raza? –pregunta la
Maca. La Chini contesta con un simple si, pero no logra acordarse que era
exactamente, pero el Javier al toque dice que son Jack Herer. A Macarena parece
calmarla esta respuesta y me recibe el pito y le da una quemada. Javier hace lo
suyo, pero no aguanta mucho tiempo el humo y lo bota todo el humo, lo contrario
a nuestro acto de magia con el bong- Sativa- dice – si po, hicimos hasta una
mano. Te tengo que contar, pero por que no fueron. Lo pasamos la raja. –si deberían
haber ido – se mete la Chini – hubieran visto como terminamos- se ríe- El Rodri, hubieran visto a ese wueón.
–¿por qué? ¿que onda? –pregunto, solo, porque me dio risa, la risa de la Chini
– Se puso a hablar con unas minas Alemanas – Me dice el Javier, aguantándose la
risa. – Si po, pero dile que se puso a mentir y que les chamullaba en alemán-
interviene la Chini. Continua – sipo, decía que vivía en Villarrica en un
bosque y que había ido Alemania, pero caleta de rato después, las minas le
preguntaron hace cuanto que no iba y el loco dijo que había ido cuando tenía
como cinco años.- La Chini se caga de la risa. Que por cierto muy contagiosa y
de una manera muy particular. Muy Aguda, muy fuerte, que va desapareciendo y
solo se le ve el gesto de reír. Cerrando esos ojos chinos, que casi no se ven.
Ahí empiezan entre los dos a
contar, con lujo de detalles de ese espectáculo. Por supuesto, el Rodrigo se
les acerco y termino engrupiéndoselas hablando de cervezas. Que por supuesto
las minas sabían del tema, pero a pesar de ver lo patético que se puede poner
un hombre por un par de rubias, había sido la raja, por que ellas se habían
sacado un par de pitos para todos. Estaban buenos. Que después, adentro no
pasaba mucho y Rodrigo insistió en que fuéramos a bailar salsa. Las minas no
tenían ni idea de que era lo que les estaba hablando Rodrigo, pero con salir a
bailar, igual se motivaban. Terrible aperradas las minas – comenta la Chini- En
eso le preguntamos al Rodrigo, donde hay un lugar para Bailar salsa, acá en
Temuco. No sé, nos dijo, esperaba que la Chini supiera – yo ni idea- Entonces,
insistió a que fuéramos a la disco, pero a nosotros no dio paja y así en una
discusión, donde las minas no tenían ni idea de lo que pasaba. Empezamos a
caminar y ellas a cada rato preguntando a donde vamos, hasta que nos decidimos
ir a “la vida”(bar). Alguien había oído que iba a estar la Negra Roots. El Rodrigo
todo el rato hablándole en ingles y en palabras mas precisas en alemán. También
cabe mencionar que Rodrigo llevaba como tres litros y dos pitos de la muerte. Si que estaba
siendo un poco patético, pero de una forma agradable y a la vez algo tierno –
según la Chini, para Javier era todo un galán- En la vida, nos encontramos con
todos los vampiros. El Carlo, andaba con weed para vender, que a todo esto,
también, ahí haciéndose el lindo, porque o si no jamás hubiera soltado uno, si
que ahí el turco ese nos asalto, pero el se saco un troncho, para lucirse y
entramos a la vida. Adentro estaba la cagá. Mucha gente. Pero los cabros están
tocando la raja, todos muy prendido, si que ahí fuimos a la barra para comprar
y el Rodrigo se compro un ruso blanco, jurándose de “Dude”, todo relajado y
volao. Nosotros compramos unos terremotos y nos pusimos a bacilar donde
pudimos. El Rodrigo dio la vida en la pista de baile. Es que tenían que
verlo. Igual termino mas curao con ese
trago el wueón. En un momento se nos desapareció caleta de rato. Después lo
pillamos en el baño. Se había quedado dormido. – ¿Cagando? – pregunto.
No me dicen- dicen que no cachan.
No le quisieron preguntar. En ese tanto las minas ya estaban puestas si que
decidieron pedir un taxi y virar. El Rodrigo quería puro irse, pensando que las
podría pillar. Si que nos fuimos. Por supuesto afuera, nos pillamos con los
mismos, hablando de lo mismo. El Rodrigo se quedo, según el a seguir vacilando,
segundo aire decía, mientras reía. El Javier antes de salir se robo un vino, de
una mesa, recién se los habían llevado, y este wueón, se lo flaitea. - Bueno, había que hacerlo –Se escusa Javier -
No podíamos llegar sin nada para la casa - y ustedes, ¿qué hicieron? - Pregunta
fríamente la Chini.
La pregunta nos vuelve a la
realidad, pero ni alcance a mostrarme nervioso, cuando la Maca interviene – No
mucho la verdad, fumamos y nos tomamos unos vinitos. Me estuvo engrupiendo con
sus poemas – tiene como una risita nerviosa – después el Felipe, me cocino, por
que me dio bajón y eso. Estuvimos hablando, mas que nada. – La Chini me queda
mirando, como diciendo “que picaron que sos” –yo intervengo, que no es preciso
que le haya cocinado a ella. La Chini me rata que no sea un awueonao,
quitándome caballerosidad.
Javier pregunta si queda comida.
Le digo que en la olla, le pregunta a la Chini si comería. Ella dice que si, si
que el Javier se para y se dirige a la cocina. La Chini, se para y se escusa
diciendo que va al baño. Javier se acerca y se disculpa, diciendo que no sabia
que se iba a pillar a la Chini y menos en volver con ella, pero la Maca le dice
que se tranquilice – mientras ella toma mi mano y se acerca. Muy cerca. Me mira
– entonces vamos a tener que hacer, que esto parezca real.- y me roba un beso.
Despacio. Intenso. Un beso que no era para mi.
- Que se ven lindos chiquillos.
Nos dice la Chini a la pasada, mientras que va a ver al Javier que ya se había
ido a la cocina – ¿te ayudo en algo?. Le pregunta
- No, gracias. Anda a sentarte.
Esta todo en orden. Se le oye al Javier, con voz serena.
La Chini vuelve a sentarse y me
pregunta que había cocinado. La Maca, quien todavía no me había soltado la
mano, que con sus dedos, de a poco descubriéndome; le contesta – fideos con un
salteado de verduras a la crema. –Que rico… el Felipe cocina la raja.
El Javier a parece con dos platos.
Volvemos a servirnos vino. Esta vez la Maca acepto una copa. La Chini nos
bombardea de preguntas, ¿cómo nos habíamos conocido?, ¿hace cuanto que estamos
así?, como si nos estuviera poniendo a prueba. Javier desvía la tensión, diciéndole
que no sea metida. Que ya habrá tiempo, mientras nos queda mirando. – Mas vale
que cuidí al cabro- dice la Chini a la Maca. Javier le da un pequeño tirón
hacia el y le da un beso, algo fugaz, pero intenso. De un momento a otro se
tensa el ambiente, por el silencio que se produjo, tal vez, por que no había
nada mas que decir. Tal vez era muy tarde. La Maca, me dice que se va a ir
acostar. Me pregunta por mi pieza, como si no supiera. Se despide de todos. Me
agarra del cuello y me roba otro beso. Hace una mueca, queriendo ser una
sonrisa y se va alejando de a poco.
Ahora los tres. Sentados en la
mesa. Escuchamos música en silencio. Los chiquillos ya habían terminado de
comer y la botella de vino, ya había desaparecido. No a pasado mucho tiempo,
pero el tiempo pareciera que no avanza. La Chini, comenta que hubiera sido
bueno jugar al cacho. Que de cuatro hubiera sido bacán, pero ya es tarde y a
decir verdad, estábamos todos raja. La Chini, me dice que no sea pavo y que no
la haga esperar. Me cierra un ojo. No miro al Javier, pero una voz apagada y
lejana, parecida a la de el, dice que le haga caso y con un simple – es verdad
– me paro y camino hacia mi pieza. Cada paso, cada respiración al caos. Detrás
los dejo y abro la puerta, muy despacio. La Maca esta acostada en mi cama y
parece muy tranquila. De bajo de mi cama, tengo un segundo colchón, mucho mas
pequeño, que mi cama, En caso de alojar a alguien.
- ¿qué estas haciendo?. Escucho la
voz de la maca, casi como un susurro.
- ¿Te desperté?..., me acuesto.
Silencio. Puedo escuchar mi
respiración, pero no, la de ella. – No – responde y volvemos a quedar en
silencio.
- No, ¿que?. Pregunto.
- No, a ninguna de tus preguntas.
Me dice. –No me despertaste. No he dormido.
- ah… Contesto. Como un torpe.
- ¿No te vas a venir acostar
conmigo?
Ella se corre hacia un lado de la
cama. Dejo las cosas ahí mismo. Todavía con cierto sentir de engaño. Esto es
una trampa. Cauteloso, como un gato, me acerco despacio entre la oscuridad.
Finalmente me acuesto. Su pierna busca a la mía. Se da vuelta y pone du cabeza
en mi pecho. Le hago cariñito en el pelo. Quedamos por un rato en silencio, pero
la maca lo quiebra y de un voz dulce y débil de sueño, me pregunta como estoy.
Después de todo, nada de esto estaba planeado. Pero que en el fondo, ella
siempre lo supo. Que estuvo apunto de no venir. Le pregunto que fue, lo que la
convenció, pero estaba mas decir que fue Javier y por eso estamos los dos aquí
y ahora. Ella se disculpa por lo besos, pero se arrepiente enseguida. – Besas
bien- me dice mientras sigue apoyada a mi pecho – Tu corazón esta cuatico, lo
puedo sentir.
Yo igual le pregunto si sabía que
había vuelto con la Chini. Ella me dice que no, pero, como me decía, ya lo veía
venir, el Javier había marcado distancia por un tiempo, pero que le habló hoy y
la termino convenciendo. A demás, no quería exponerse a estar con el, en el
lagerhouse, esta rodeado de chupa sangre y deslenguados. La gente puede ser
mala a veces. Sobretodo sin conocerte. Luego dice que el Javier la hace reír. Nuevamente
queda en silencio.
Suspiro y dejo caer mi cabeza en
la almohada y la Maca comienza a besarme el cuello y va subiendo de a poco,
hasta encontrarse con mis labios y nos besamos despacio. Delicadamente. Ella se
vuelve alejar. Nos quedamos mirando. Ella me pregunta, si siempre tengo la
mirada triste, como en toda la noche. – No lo sé – respondo con sinceridad. Me
vuelve a besar y se sube encima mío y empezamos de a poco, muy lento a frotar
nuestros cuerpos, hasta que ella agarra mi pene y me masturba. En un movimiento
hago que intercambiemos y bajo sus calzones, pero no por completo y levanto sus
piernas y me meto entre ellas y paso mi lengua. Entre jadeos, me pregunta si
tengo condones, pero me cuesta salir de su vagina – En el cajón – y vuelvo a lo
mío. Ella trata de alcanzar el cajón, pero no le hago la pega fácil. –espera,
espera- me dice. Nuestras respiraciones
cada vez mas agitadas. Ella me abre el condón y me lo pasa. Me besa y me dejo
caer con ella, con su mano me ayuda a terminar de bajar el condón y agarra mi
pene fuerte y me tira hacia ella. Va de a poco. Va controlando el ritmo. En eso
la doy vuelta y me agarro de su pelo y acelero el ritmo. Sus gemidos mas
frecuentemente. Hasta que desvanecí, como una estrella fugaz. Ella se acurruca
a mi lado y yo la abrazo y de apoco nos quedamos dormimos.
Al otro día despierto solo. Era
tarde. Eran alrededor de las dos de la tarde. No había nadie en la casa. En un
cenicero encuentro un pito hecho, intacto. Lo enciendo. Voy al refri a ver si
hay algo de comida, pero no había nada listo. Me da lata cocinar. Tomo el
computador y me lo llevo a mi pieza. Todavía están, los platos de los
chiquillos, de la madrugada. Fumo el pito tranquilo. En mi cajón me doy cuenta
que hay una pequeña nota: Me tuve que ir. No quise despertarte. Por fin te
veías en paz. Macarena.
Pienso en si la volveré a ver y en
como termino todo y lo raro que fue. Pienso en Javier y si me tiene algo que
decir o si nunca me dirá nada. De todas maneras necesitamos hablar y aclarar
cierto asuntos. En el reflejo de la pantalla, puedo verme y me fijo en mis
ojos, a ver si podía ver algún rasgo de tristeza, pero creo que tengo la misma
mirada de siempre y no sé, si yo le llamaría tristeza a mi mirada, porque creo
que esta vacía.
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