No tenía mas de quince o dieciséis años y era verano en Temuco. Eran días largos y agradables y yo me juntaba todo el día con amigos.
Ahora
que lo pienso, todavía son los mismos. Pero en aquella época, todo era tan
distinto. La vida, solo era bella, por vivirla. No había ningún peso en ella,
nadie tuvo una depresión o tenía problemas con el azúcar. Lo más grave, eran
las penas de amor.
Como
debe ser la vida.
Íbamos
de paseo al campo, por ahí cerca. Mucho antes que la plaza del fin del mundo
estuviera ahí.
El
sonido de las guitarras, nos impulsaban a cantar y a bailar. Sus cervezas y
cigarros, siempre acompañado por cartas y sonidos de cámaras fotográficas.
Luego
risas.
El
viento helado, siempre nos avisaba la hora de irnos y todos nos íbamos a nuestras
casas a tomar once, a veces, todos en una misma casa.
Lo
bueno, es que casi todos nos conocíamos o éramos amigos de primero básico. Si
que, no tenías que conocer a nadie de la familia y con el tiempo, todos
nosotros también lo éramos para ellos.
Luego
de noche, nos juntábamos los mismos, en alguna casa de nuestras casas.
La
marihuana recién comenzó a entrar en nuestras vidas. Todavía era escaza o mas
bien, casi inaccesible. También era un tema y un golpe a la moral.
Pero
el alcohol, eso no tenía moral y nuestros jóvenes cuerpos se llenaba de alcohol
barato, de amores fugaces y apasiónales.
Recuerdo
que ese verano, recibí al Danny en mi casa.
Danny
también había sido nuestro compañero, pero hace dos años, su familia se fue a
vivir a Santiago.
El
Danny también era parte del grupo, pero conocía a otra gente. Tenía varios
amigos, que con el tiempo se fueron integrando al grupo. Así que el grupo
creció.
El
día se hacía cada vez mas largo y con él Danny, vagábamos de casa en casa, cual
doctor hace visita médica.
El
Danny se hizo hartas amigas, que yo jamás, pensé que podría haber tenido una
relación, mientras estuvo en el colegio, pero era el siglo XXI y el internet,
hacia todo posible. En general, eran las minas del colegio. Ellas, igual eran
consiente de ello. A esa edad, era todo
por la vista.
No
puedo negar, que en ese tiempo, mi debilidad, fueran estas mujeres, las
“cuicas”. No solo me atraían por el hecho, que fueran mujeres muy lindas, si
no, es que ellas lo sabían y cuando lo saben, tienen todo controlado. Así es
que no me venía mal, interactuar, con ese lado del mundo completamente ajeno.
Pero ahora que lo pienso, todo concuerdan, en
que el factor común, entre el Danny y este mundo, era “clase media alta”. Pero
este concepto, solo lo era, un concepto.
El
Danny en sí, venía por dos semanas, pero se quedó a Navidad y Año nuevo. Claro
que hicimos un carrete en mi casa.
El
primero de muchos.
Nos
sentíamos grandes, como si estuviéramos en la cima de una montaña.
En
eso llega Blanca o “lala”, como se hacía llamar. Blanca, era de otro colegio y
conoció al Danny por otros amigos.
Nos
caímos bien de primera. Claro que me impresionó al instante. Ella dominaba a la
perfección su entorno, pero ella no sabia que era bonita. A mi me daba pena que
ella no supiera. En un momento del baile se lo dije, pero ella reaccionó un
poco rechazando mi palabras. Yo me sentí avergonzado y la evite durante la
noche. Después no supe de ella durante días. Tampoco mencione lo sucedido al
Danny, porque todavía me sentía un poco avergonzado.
Un
día, Danny entra a mi pieza y me dice que me levante, porque hay que almorzar,
yo le pregunto si hay comida de antes y el me responde que no. Que me toca
cocinar y que tenía que ser pronto, porque iba a venir almorzar la lala con
nosotros.
Yo
me levanto con una caña infernal y mi casa está hecha un desorden. Mis sobrinos
todavía están en pijamas al frente de la tele. Les ordeno a que se bañen, pero
ellos siguen hipnotizados a la tele. Yo le digo al Danny que ordene un poco la
casa, mientras yo voy a comprar algo para hacer. El me responde que no hay
problema.
Cuando
vuelvo a la casa, veo al Danny jugando Mario Kart 64, con mis sobrinos. Les
reto, pero el Danny se escusa diciendo que esto es una prueba de honor. Es para
ganar el respeto a mis sobrinos. Para que le hagan caso. Ellos al unísono,
dicen que si “respeto, al adoptado”.
Mis
sobrinos eran un niño y una niña. Vicente de 5 años y catalina de 4. Ellos
creían firmemente que al Danny lo habíamos adoptado, y ese era el motivo por el
cual, el no se iba de la casa.
Yo
me rio y les digo, solo esta carrera, los tres mueven la cabeza como afirmando
y me dirijo a la cocina.
Yo
ya llevaba un tiempo cocinando, ya que, los veranos dejábamos de depender de
las nanas. Si que hice un arroz con pollo al jugo.
Cuando
volví a subir, estaba todo ordenado. Luego la catita me acompañó a la cocina a
ayudarme a preparar las ensaladas. Luego llamo al Vicente, para que ponga la
mesa. Al principio se reusó, pero finalmente lo hizo.
En
eso suena el timbre y la cata va abrir, pero rápidamente se pone al lado mio.
-
¿Quién era? –le pregunto.
- No
sé. Me dio vergüenza.
En
eso voy a la puerta, al abrir, me encuentro con Blanca y me dice “hola. El
Danny me invito”
- Si
pasa. –Hago que entre al comedor.
- Tu
hermana chica? – Me dice.
-No.
Ella
interrumpe –¿hija?
-
No. – Me rio – Mi sobrino.
En
eso la catita se pone detrás de mis piernas, para saber quien era. La Blanca
saca un blipstick y se lo hecha en el labio y luego le pregunta a la cata, si
ella también quiere echarse. La cata se acerca de a poco a mirar y luego se da
vuelta a mirarme, como buscando aprobación. Blanca insiste y le dice que es
para los labios. La cata finalmente mueve la cabeza de arriba hacia abajo.
Blanca le enseña como usarlo y luego la cata se echa un poco.
El
Danny llega donde estamos nosotros, recién bañadito. Luego se quedan
conversando en el patio, ya que el Danny la acompaña, mientras ella fuma.
Yo
en ese momento, decido a entrar a la ducha.
El
Vicente y la Catalina se van a cambiar de ropa, porque les da vergüenza que los
vean en pijamas todavía.
Cuando
estoy listo, el Danny ya los tenía a todos sentados y había comenzado a servir.
El almuerzo fue bastante agradable. A medida que el tiempo avanzaba, los niños
agarraron mas confianza, si que las conversaciones se puso mas entretenidas. El
Vicente molestaba a cada rato al Danny, casi como un deporte, al cual le
entretenía bastante. En cambio la cata, se llevo muy bien con Blanca. De hecho,
la comenzó a tutear ligerito. Luego pasamos al patio para fumarnos un
cigarrillo. Los niños jugaban alrededor nuestro.
Como
a las 16:00 horas, comenzó hacer mucho calor. Blanca sugirió un paseo a un
lugar mas fresco. Los niños engancharon al tiro. El Danny les prometió un
helado si es que se portaban bien.
Los
cinco partimos a caminar. En eso vamos a un supermercado, los niños salen
corriendo y el Danny sale detrás de ellos. Quedando solo con Blanca, vamos
donde están los helados y ella se sienta en la barra que hay, para que los
carritos no choquen con los congeladores.
- Podría
estar aquí – Me dice. – toda la tarde.
Yo
la miro, porque no se si me esta diciendo en serio. Al parecer ella se da
cuenta y me afirma que es verdad.
- Me
gusta aquí – continua – es mucho mejor que ir
a la piscina. Sobre todo, si vai con minas. Se acomplejan por todo.
Yo
no sé que decir y me quedo solo escuchando.
- No
entiendo, todo eso de la vanidad. La belleza algún día muere y muchas veces lo
feo se vuelve bello, solo porque ha pasado tiempo
Me
queda mirando, como obligándome a responder.
- La
belleza física, para mi - respondo – no
es tan atractiva. Lo que quiero decir, que es frágil. Es lo primero que se
derrumba
-
Si. Es lo primero. – me responde - … y cuando sucede eso, la mayoría de la
gente es poco interesante. No hay nada. Por eso la gente me aburre.
Luego
hace una pausa.
-
Míralos – continua – están en un súper, comprando cosas que no quieren comprar.
Perfectamente podrían estar en otro lugar.
Solo
la miro.
-
Por lo menos – me vuelve a decir. – nosotros estamos capeando el calor.
-
Si. Tienes razón.
En
eso llega el Danny con los cabros chicos. Danny viene todo sudado y los niños
muertos de la risa. Nos quedamos los cinco sentados, hasta que aparece un
guardia y nos dijo que teníamos que ir.
Danny
les compró el helado finalmente como había prometido. En eso suena el celular
del Danny y cuando termina de hablar por ahí, le cuenta a la Blanca, que era la
cony, y le cuenta que los estaba esperando. Ella responde que le da lata, pero
que tiene que ir. Yo me excuso de ir por los niños, pero la verdad, la cony, me
aburre pronto con sus dramas con el pololo.
Nos
despedimos.
Voy
a dejar a los niños a la casa. Mi hermana, me reta, porque no sabía donde
estábamos , pero se le pasa al rato. Ofrece leche a los niños y ellos aceptan y
vuelven a la tele.
El
Danny me llama para avisarme que no llegará a tomar once.
De
ahí voy a la casa de un amigo, que vive
por ahí cerca. Conversamos hasta la noche. Luego vamos a comprar a una
botillería. Donde el viejo que nos vende. Tomamos un vino en sus casa.
El
Danny me llama para avisarme que no llegará a tomar once. De ahí, voy a la casa
de un amigo, que vive por ahí cerca. Conversamos toda la noche, luego vamos a
comprar a una botillería, donde el viejo que nos vende.
Tomamos
un vino en su casa.
El
Danny me vuelve a llamar para saber donde estoy, me dice que en un rato mas
llegará por acá.
Llega
junto a la Blanca y aceptan una copa. De ahí nos quedamos conversando, o mas
bien, yo escuchando.
-
Eres bien callado, para alguien que escucha bien atento. – Me dice Blanca.
- Es
que, a veces – respondo – no quiero hacerme notar y la mayoría de las otras no
puedo simplemente conectarme con la gente.
-
Pero conmigo lo hiciste – me dice.
- …
y creo que, no querías que yo te hablará mucho. Hasta ahora.
-
Además asertivo
-
Hago lo que puedo.
Luego
nos fuimos de ahí y caminamos por Temuco de noche. Ella me dio un beso y entró
a su casa. Yo seguí rumbo para la mía, con un montón de sensaciones.
Recibo
un mensaje de texto , de un número desconocido. Era Blanca, diciéndome que me
ve, en el mejor lugar para capear el calor.
Al
otro día, estuve ahí.
Como
todos los otros días del verano.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario