lunes, noviembre 12, 2012

Francia

Tengo dos actividades favoritas y descontando el sexo, es despertar y lo primero que me encuentro, es la Francia. Durmiendo, con una tranquilidad envidiable.
Francia se molesta conmigo. Me dice, que me adecue un poco mas a su favor. "No todos, podemos ser pájaro nocturno". Tal ves pájaro por lo libre, pienso.
Sus ojos negros se posan violentamente, sobre los míos. Se queda un rato. Pero luego se ríe y al hacerlo arruga un poco la nariz y todo acaba.
A la Francia, le va muy bien su nombre. 
No había conocido a una mujer que me siguiera el mismo ritmo. 
Francia siempre resulta ser la más simpática. La que prende el carrete y le va imponiendo a su ritmo. Claro que nadie le molesta. De hecho se lo agradecen, cuando se despiden.
Ella siempre con una sonrisa y no hay problema y termina por con: "gracias a ti, por invitarme".
La noche esta helada y en el departamento, reina el silencio.
Francia está leyendo en el living, mientras fuma un cigarro, que se va consumiendo lentamente. Llevo ya casi dos minutos y ella no se ha manifestado sobre mi presencia. Para abruptamente de leer y me pregunta si voy hacer algo más, que mirarla. Le respondo, que ya no sabía que venía hacer. Ella esboza una sonrisa y me dice que soy un tonto.
- ¿Qué hiciste de malo, para que te haya hecho esto el karma? - Le pregunto.
- ¿Qué mal me ha causado el karma? - responde sin cachar de lo que le estoy hablando- Te refieres por ti, ¿cierto?
-Claro - al instante - ¿acaso tení a alguien mas por ahí?
Francia se ríe. Luego me dice, que he hecho yo, para tener tan buen karma. Que, por lo que sabe, yo no debería tener uno tan bueno.
Me siento al lado de ella y la beso. Ella me pregunta la hora. 10:43 P.M, de inmediato le pregunto el por qué.
Se empieza a escuchar los autos y micros, que todavía pasan velozmente. El gato, que empieza a arañar el sillón, como tratando de sacarse las uñas. Finalmente recibo una respuestas en forma corporal, pero no pude captar, si fue algo sin importancia o todo lo contrario. Luego apaga el cigarro y comienza a leer nuevamente. Saco un cigarro y lo enciendo, mientras busco un disco, para ponerlo en la radio. Antes le pregunto a la Francia si le molesta. Ella me alienta con un, dale nomás. Luego voy a la cocina a poner hervir el agua.
Llevo dos tazas, café y té en la mesa. Ella enciende otro cigarrillo y agrega  - Qué rico -pero luego continua con un "no te conté".
- El otro día -me dice - Soñé, que estaba en una micro y esta, quedaba en pana, en medio de un campo.
Yo solo la miro con atención.
- Luego - continua. - los arboles crecían una barbaridad. 
Agarra el agua y le hecha, una cucharada y media de café, sin azúcar.
- ... y un árbol atrapó a la micro. Lo raro. - me dice. después me clava la mirada, mientras deja el hervidor en la mesa sin mirarlo-  es que no estaba asustada. De hecho estaba feliz.
- ...y estaba yo. - con un tono de esperanza de quinceañero.
- Claro que no - se ríe, mientras lo dice. - pero estaba la vieja de castellano, esa que estaba en el colegio.
- Me acuerdo de ella.
- La cosa es que ella me tomaba la mano y se ponía a llorar y yo no podía consolarla.
- y te decía algo- le pregunto- mientras lloraba.
- Sí - responde. - pero eran puras incoherencia. Eran como palabras al azar. Pero luego de un rato, me daba cuenta, que eran todas esdrújulas.
- Eso tenía alguna importancia. -pregunto
- No. nada, pero me llamaba mucho la atención.
- ... y que ocurría después. - ya entregado al relato.
- ¿Después?. - se sorprende un poco. - Después estaba en una playa, pero estilo Montevideo.
- Ok. - respondo. Lo gracioso, es que ninguno de los dos a estado en Montevideo. 
- En un hotel. - prosigue Francia. - con forma de triangulo, pero hecho de legos y todo era de vidrio. Abajo había una fiesta o un carnaval, que paralizaba a toda la ciudad. Entremedio de los pisos, me vouy encontrando con pura gente random, pero todos conocidos. En eso me encuentro con mi hermana y me cuenta que se caso y que ya tuvo un hijo. Que se alegraba, porque por fin lo iba a conocer. Repentinamente, me dice que se tiene que hacer algo y me lo deja a cargo.
Su hijo tenía dos años, pero estaba pronto por cumplir los tres. Me lo deja con coche y todo. De ahí la gente del carnaval, me felicitaba por lo hermoso del niño. Yo me sentí incómoda y me devolvía al hotel. Pero ahí, estaba lleno de gente conocida, quien tomaba al niño y decía lo grande que estaba.
En una de esas, el niño se arranca del coche y comienza a correr por el hotel. Entra a una habitación y lo sigo. Adentro hay una fiesta, pero como de los años 20. 
Había una gran orquesta y estaba llena de mujeres de cabaret y hombres de frac. Un tipo de bigotes gruesos, con un puro en la boca, me pregunta que me sucedía. Yo le contestaba, que estaba buscando un niño. El tipo me queda mirando y con su dedo me apunta la dirección, de donde lo vio irse.
Abro un puerta  y en ella, una cama con un gato plomo de ojos amarillos. Busqué a mi sobrino por largos minutos.
Me sentí muy mal, por haberlo perdido, en el día que lo conocí. Me daba cuenta, que realmente no lo iba a poder reconocer. Pero como no iba a poder reconocer a mi propio sobrino. Pero nada. Estaba a punto de irme de la habitación. Cuando me di cuenta que el gato me miraba.
Se me acerco de a poco.
Fue ahí cuando descubrí que mi sobrino se había convertido en el gato. Era tan obvio. Tenían la misma presencia. 
Hace una pausa larga.
- Luego  -continua - Tomo al gato y me lo llevo bajo el brazo. La gente se me acercaba hacerle cariño al gato. Me comentaban lo hermoso que es. Mis conocidos me dicen lo grande que esta. Luego entro a la casa de mi hermana y suelto al gato. Este camina por la casa y empieza a saltar por los muebles, camina entre las cosas. Mueve la cola, con una delicadeza y un control, que no pareciese que ya va a cumplir los tres años.
Me acuerdo que enciendo un cigarro y voy al balcón a esperar a mi hermana y contarle lo sucedido.
Luego abrí los ojos y ya estaba despierta.
Francia divaga la mirada y se concentra en su café, pero la interrumpo comentándole... ¿También fumas en tus sueños?. Ella me responde que sí. - ¿Acaso tu no?
La quedo mirando y niego con la cabeza. Luego volvemos a estar en silencio.
Es como si fuera invisible.
La Francia me mira y sus ojos se llenan de lágrimas. Comienza a llorar. Trato de consolarla y le pregunto que le pasa, pero no puede decir nada. Yo le insisto en que me diga lo que le pasa, que ella puede decirme cualquier cosa.
- Ya no te amo. -me dice.
Comienza a llorar bajo mis brazos, como un niño con su madre. Yo le digo que no importa, que estas cosas pasan, mientras le acaricio la cabeza. Luego nos quedamos dormidos tal cual estábamos.
Tal cual como estábamos.

No hay comentarios.: