Santiago me hace mal, pero como todo síndrome de Estocolmo, me esta comenzando
a gustar. No se si es que tengo mas tiempo o todo se esta volviendo a
normalizar y ya nada es tan terrible.
El flaco me queda mirando y me dice que algo me cacha la idea, pero
realmente su mente esta en otra parte. La cerveza cae como la noche y el ruido
de Santiago se escucha a lo lejos, distante, como el flaco sin saberlo. El
tampoco logra dar entenderse, dice que estar un año fuera, lo hizo pensar cosas
poder conectarse, en cierto sentido sin estarlo, pero de que ese sentimiento se
arraigo en el, sin querer y ahora no sabe que sucede. También me cuenta que el
otro día vio a la cony, su ex, pero que sentía solo una pequeña costumbre, pero
que nada mas y sabia que ella quería algo mas de lo poco que estuvieron
conversando, que eran extraños de cierta forma. Además el estaba pensando en
otra. En la que se quedo.
Luego queda en silencio y saca una pipa con marihuana, donde comienza a
fumar todo lo que puede y me lo pasa. Yo me detengo en el sonido de la piedra
del encendedor y luego escucho como la marihuana se va quemando de a poco. El
silencio reina el lugar por unos segundos y termino por encender un cigarro y el
humo comienza a bailar, al ritmo de la ciudad. Tenemos nostalgia sureña y luego
me pregunta que he hecho durante todo este tiempo. Tuve que detenerme a pensar
un rato y le dije que no mucho y que mi vida seguía en su curso. Le conté que
Paulina me había hablado hace poco y que nos habíamos juntado hace poco, pero
que nada paso y agradezco que haya sido así, pero que me comenzó hablar de
nuevo.
- ¿pero que onda. me dice el flaco - todavía se
gustan?
- no lo sé. respondo y continuo - yo creo que ahora no,
pero nos acostumbramos a estar ahí, cundo uno de los dos quiera.
- tení que puro darle
- No sé, ya me aburrí ser patas negras, a demás ella sabe
que es inestable y que no puedo estar con ella en la cotidianidad, si que
prefiere estar con un wueón que no ama antes que yo a distancia.
Lamentablemente no puedo estarlo y no quiero estarlo.
- ¿pero que onda ustedes?.- me pregunta.
- ¿de que forma?
- no sé po, cuando estaban juntos. Me queda mirando
- puta nada. Muy simple todo, de hecho, pero no es posible.
Además ya paso su tiempo, yo corte relaciones con ella directamente, no la vi
mas en 2 años y ahora volvió yo creo a tantear la onda y la ultima vez fue
raro.
- ¿cómo así?
- éramos desconocidos. Ya no la conozco, pero hay cierta
parte que es igual, pero es pura química, costumbre o cariño, no lo sé, pero
por ejemplo, el otro día nos pusimos a contar cosas que habíamos hecho durante
estos dos años. Como si nos estuviéramos presentándonos pero ya no puedo
confiar en ella. No la conozco o la conozco suficiente para cachar que jamás
seremos, solo amigos solamente y ante eso, prefiero cortar por lo sano.
El flaco toma un
sorbo de piscola y luego se queda en silencio. Piensa un poco en lo que me va a
responder y solo termina diciendo que son raras las minas. Yo afirmo que si,
pero nosotros no somos ejemplos de nadie y nos volvemos a quedar en silencio.
De ahí hubo alguna que otra conversación sin importancia y mira la hora y
decidí irme. Me despido.
Voy caminado, un
poco con frío y con nostalgia. Sin duda jamás estaremos conforme en el
presente, si tranquilizamos el pasado y dejamos el futuro que caiga solo. Me
detengo en una plaza a descansar y enciendo un cigarro.
En mi alrededor
no anda nadie, salvo unos perros callejero que se me acerca y se echan a mis
pies, como haciéndome compañía. Enciendo un cigarro mientras miró unas ventanas
que todavía están encendidas a lo lejos y que desde mi perspectiva se ven como
space invader. Estaba en eso cuando soy interrumpido por la voz de una mina que
me pregunta por papelillos. Quedo un poco descolocado, un poco por la pregunta
y un poco por el misterio que me produjo al mirarla.
Tenía el cabello
negro, largo y unos ojos delineados negros. Sus ojos eran grandes y profundos.
Transmite cierta calma, mientras pido a dios tener uno. Finalmente encuentro
uno y se lo paso. Ella me da la gracias y procede a sentarse al lado mío
mientras lo hace, comienza a enrolar el pito.
Con una serenidad
y delicadeza, sus movimientos de sus manos son completamente seguros, después
se lo lleva a los labios y finalmente lo enciende y fuma con toda propiedad,
que no se como reaccionar y solo seguir pegado . Ella después de unas quemadas
me ofrece un poco, yo solo asiento con la cabeza y procede a pasármelo y me
queda mirando como si nos conociéramos hace años. Fumo.
- Esta bueno.
Toso.
Luego se lo paso
y en el acto le pregunto como se llama. Ella me responde que Natalia en seco y
hace una pausa y luego me pregunta que me llama la atención de lo que estaba
mirando. Solo hay edificios. me dice ella.
Le respondo que
no son los edificios lo que estoy mirando, si no la gente que vive en estos y
como se ven cierta parte de su vida, en pequeños balcones o ventanas sin
cortinas. La gente no acostumbre a poner cortinas, o nunca las cierran, como
desafiando al voyerista o diciendo al mundo que poco importa. Me detengo, creo
que estoy hablando mucho, que no termine como pedante o en estúpido
entusiasmado.
- así que eres voyerista. ¿Esa va hacer tu presentación?.
- Me queda mirando fijo y luego desvía la mirada hasta el suelo y se
queda en eso.
- disculpa mi sinceridad.
- No dale, cada uno con lo suyo.
Luego no decimos
nada por un rato, hasta que ella me pregunta si tengo un matacola. Enseguida,
saco uno de mi bolsillo y ella me dice que es. Salbutamol, le respondo al
instante. - estas seguro, me pregunta. Vuelvo afirmar y termino confesando que
lo hice yo mismo, pero no veo ningún tipo de reacción sobre lo que le acabo de
decir y luego continua con - es como jugar un poco, a los sims. Como cambiando
el tema.
- es como un poco eso o como ver películas malas sin
volumen
- creo que ahora te puedo entender voyerista.
- gracias.
Saco nuevamente
la cajetilla de cigarros, pero ahora le ofrezco uno a ella, que acepta sin
decir nada y lo enciende, en seguida le pedí el fuego, que me lo paso sin
despegarse de las pocas habitaciones que se veían a lo lejos por edificios
altos.
- igual, ver películas malas sin volumen son malas, para
eso tienes que poner música, tu musicalizas en vivo una escena de una sola película
de este gran y pésimo cine que da puras películas malas y mudas.
Ella muestra un
leve sonrisa, o eso creía ver, porque era algo como la mona lisa. no sabes si
es una sonrisa, porque sus ojos son profundos, algo así me pasa con ella.
Cuando me doy cuenta ella se pone unos audífonos y cierra los ojos, para
abrirlos y clava la mirada en un punto, que ya estaba predeterminado. Luego se
saca los audífonos.
- Claro que es mucho mejor esto a películas malas… igual
llevai su tiempo en esto.
- es mejor que no quedarse en tu casa, mientras todos
duermen.
Silencio.
- y tu, ¿estas esperando a alguien?- le pregunto.
- No.- pero me queda mirando un poco sorprendida- o sea,
sí, en realidad, no sé ya.
Vuelve a quedar
en silencio, pero por primera vez la noto mas real, pero dudo en seguir
investigando un poco mas, aunque creo firmemente que es el momento para
hacerlo, después se recuperará y volverá al personaje. No sé cual de los dos
escenario prefiero, pero de una manera inconsciente, sé que me agradece no preguntar
nada mas.
- y tu ¿que esperas?.- me pregunta
- ¿cómo que espero?
- si po, todos esperamos algo.
- chucha. No sé.- con un tono de volao
- justo ahora se acabo tu sinceridad.- y me clava la
mirada, pero todavía mas distante que antes.
- es que nada, en serio, es mucho mejor no esperar nada, si
nada te van a dar.
- voyerista y consejero - algo medio irónico.
- a veces gracias.
- me hubiera dicho eso hace unas semanas antes.
- disculpa, también soy algo lento.
Me besa. Nos
besamos, por un rato, largo. Luego se para y me dice que se tiene que ir. Yo la
trato de detener, y la beso de nuevo, pero insiste en irse. Luego le pregunto
el nombre, en un acto de volver a encontrarme, pero ella solo me responde que
con mi nombre era suficiente, como si me estuviera desafiando y yo le digo
Natalia, cuanto mas. Ella se ríe y me dice que con eso es suficiente, que
Santiago es grande y que ya habrán mas rincones por donde verse. Dice chao y la
veo irse. Caminando. Lento a lo lejos.
Me pongo
audífonos y comienza a sonar "meet me in the morning" de Dylan y me
doy cuenta que ya esta amaneciendo y que pronto el metro se abrirá. Me fumo el
ultimo cigarro y comienzo a caminar hacia el metro. No había mucha gente
madrugando, me pero igual se lleno todos los asientos, no me hago gran problema
y me siento en el suelo. Veo como la gente va durmiendo en el metro, mientras
avanzan a sus destinos, otros leen el diario o van escuchando música. Hay una
cierta tristeza de lunes por la mañana y comienza a poblar piernas gigantes y
luego a negro.
Abrió los ojos y
todo cambió. Me preocupo un poco, pensando en que estaba mal. Termino en la
plaza Maipú. Luego cruzo la calle y espero la troncal. La micro anda rápido, ya
que casi nadie va, para la ciudad satélite o Padre Hurtado, Talagante.
En el transcurso
trato de acordarme de Natalia, pero no puedo precisar su cara, salvo su mejilla
izquierda y el pelo en la cara, mirando hacia los edificios, pero esa imagen
cada vez se fue poniendo mas vaga, y tengo solo distintas sensaciones que eran
ella.
Luego camino,
mientras la gente sale de sus casa en autos. La gente espera la micro y fuma. A
lo lejos se escuchan voces de niños en los furgones, algo gritan, pero la
música, me impide precisar el mensaje, no supe si estaba dirigido a mi.
Luego entro a la
casa y subo las escaleras. Las cortinas quedaron cerradas y agradecí que eso
fuera así.
Natalia
desapareció de mi mente. y pude dormir.
Desperté con
energías. Animoso.
Creo que soñé con
un árbol cubierto de nieve, pero luego se hizo verano y era hermoso, yo no
pertenecía ahí, pero me hizo feliz verlo.
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