martes, junio 23, 2009

Asesinato Expreso

Lunes. El despertador sonaba hace media hora. Allí estaba Gustavo o "gus", como lo llamaban sus compañeros de trabajo, tirado en la cama , mirando el techo, esperando alguna señal por cual levantarse. (la pieza esta desordenada, pareciera ya de hace días)
En el baño frente al espejo, vio su cara, no tuvo una buena noche. Con tal cuidado se lava los dientes, 54 veces hacia arriba y 54 veces hacia abajo.
Baja las escaleras de su departamento, para dirigirse a su trabajo, fue ahí, donde ocurrió algo que le llama la atención. Un camión de mudanza, "Zapata", está al frente de la casa vieja, ya deshabitada por años. Con mucha curiosidad y algo de suspenso, entró en búsqueda de respuestas o de encontrarse con los nuevos habitantes. Resulto ser una mujer entre 25-30 años, llamada Helena. Estatura media, tez blanca, unos ojos café claros, de pelo castaño largo, muy hermosa la verdad.
- ¿Hola?, ¿te puedo ayudar en algo?, dijo ella
el muy sorprendido, y sin reacción alguna, no supo que hacer y la quedó mirando, casi hipnotizado, algo conmovido, el no sabía como llamarlo.
- Me llamo Helena, soy la nueva vecina y ¿tu?
- Gustavo. Vivo al frente.
Ella le sonrío. - ¿Me puedes ayudar con estas cajas?, claro... si es que tienes tiempo
- claro. Había inquietud, algún parecido con aquel pasado escondido de Gustavo. - Disculpa me tengo que ir. Ese encuentro, dejó desiquilibrado y empezó a surgir sentimientos reprimidos de su madre. El parecido era evidente. Obsecionado con aquella idea, estuvo días espiandola, hasta que la frustación llegó, escondiendose en el departamento. No aguantó mas. Sin pensarlo bajó. Tocó su timbre y disparó a sangre fría, salpicando la sangre a su cara y ahí quedó. Tirado, como un niño llorando al lado de su madre.

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